Doña Clara

De mis favoritos de Sevilla.
Siempre había conocido su faceta de restaurante, con buenas carnes y entradas originales como la ensalada de ahumados y naranja (buenisima) pero nos sorprendió el vuelco a tapeo que le han dado en el patio del que disponen.
Es fácil encontrarte con algún famoso buscando la tranquilidad de Heliópolis.

Es un sitio muy agradable para una celebración familiar. Para los niños esta bastante bien teniendo en cuenta lo que es: un restaurante para adultos. La separación entre mesas permite no molestar con carritos y estar en medio de una plaza con columpios también ayuda en esos momentos de «anda y vete con tu (primo/​a, hermano/​a, etc.) ahí a los columpios».
El personal es atento y profesional. Asesorándote y ayudándote en todo lo que esté en su mano.
La carta sin grandes rarezas. Platos de toda la vida que no necesitan preguntar qué son. Comimos a base de entradas y plato único. De las entradas me gustaron particularmente las croquetitas de cabrales y como plato principal tome novillo argentino, de lo más caro de la carta (rivalizando con el solomillo al foie) por 17 euros y pico. Tal y como estaba (de cine) y dada las dimensiones, no resultó caro.
En definitiva un sitio perfecto para una pequeña celebración o comida dominical. Se come muy bien sin sensación de tomadura de pelo.

En mi opinión, de los mejores restaurantes de Sevilla. Ideal para una ocasión especial o una celebración. Con encanto, acogedor, servicio con muy buen trato y si nos centramos en la comida… ¡ahí me reafirmo en que es de lo mejor de restaurantes!
Muy muy bueno todo, si vas por primera vez, te recomiendo pedir de entrante la ensalada templada de langostinos con jamón de pato, ¡exquisita! Auqnue todo lo que pruebes aquí está bueno. No tengas miedo en dejarte aconsejar por los trabajadores, siempre amables y dispuestos a ayudar.
Otro punto a favor, platos exquisitos y elaborados pero con sustancia, nada de plato enorme y comida pequeñita. Allí sales «bien servido» ;)
Si queréis sorprender a una persona especial y que sea de paladar exquisito… ¡Este es vuestro sitio!

Tener una palmera en un salón de celebraciones es algo extraño, a no ser que hablemos de un edificio sostenible e integrado en la naturaleza, que no es el caso. Par mí este lugar tiene dos ases importantes por igual, el espacio y la comida. El lugar es muy bonito, además de la peculiaridad de ese tronco de palmera, el salón principal está rodeado de plantas y vegetación. La decoración es muy agradable y si se trata de reuniones o celebraciones más grandes, lo habilitan para poder tener un poco de intimidad.
La gente de mi trabajo elegimos este restaurante para celebrar la comida de Navidad el año pasado, porque nos habían hablado muy bien de él, porque no suele haber problemas de aparcamiento y está más o menos bien comunicado, con lo que si alguien prefiere dejar el coche hasta el día siguiente no hay problema.
Elegimos un menú de treinta y cinco euros por presona y quedamos muy satisfechos. Primero nos pusieron diferentes entrantes para compartir, entre ellos surtido de ibéricos, ensalada y pescaíto. Y después cada cual pudo elegir su plato entre diferentes opciones de carne y pescado. Yo pedí bacalao, que estaba exquisito. Los postres, el café, la bebida y champán. La gente que aguantó pasó al Avelino, a copear.

Hace un par de años decidimos celebrar el cumple de mi novia de una forma distinta. Nos fuimos a pasar un día fuera pero a la vez dentro de la propia ciudad, si bien bastante lejos de casa. El lugar elegido fue esa Sevilla tan diferente a todas que es el Heliópolis y el hotel el Al Andalus Palace, tirado de precio en la temporada baja de las calores.
Tras unas tapitas a mediodía en un bar de la zona de nuestra devoción y una tarde magnífica en la piscina, nos duchamos y nos arreglamos para irnos a cenar a Doña Clara. Este es un restaurante, para muchos tristemente desconocido, situado justo al lado del kiosko de Avelino, en una de las pocas plazas de albero que queda en la ciudad. Por su ubicación, se trata también de una especie de kiosko grande con una decoración muy particular y adecuada al entorno. Llama la atención la palmera que sale del centro del salón del restaurante para elevarse sobre él en el exterior. Lo único que no me convence, y tengo que decirlo, es la ausencia de mantel al uso, sustituido por unos unipersonales. Por lo demás, el marco podemos decir que tiene una cautivadora personalidad.
Estética al margen, lo mejor de Doña Clara es cómo se come y al precio que se come. No dejéis de probar el salteado de habitas y arroz con calamares en su tinta, de los entrantes más buenos que he probado nunca. Apunté para próximas visitas los rollitos de espárragos trigueros, el risoto de boletus y los huevos rotos con chistorra; ninguno de ellos tiene que estar nada mal. Como plato, si vais a pedir carne no lo dudéis: el solomillo de ternera con foie de este restaurante merece un monumento; comerlo es un disfrute y a la vez un sufrimiento pensando en que en algún momento se tiene que acabar ese placer efímero. Claro que siempre queda rematar con una de las tartas: de queso y chocolate; de tocino de cielo, nata y nueces; de dulce de leche… Suena bien, ¿verdad? Pues no os quiero contar cómo están…
Me cuentan que ahora tiene una terraza donde se pueden tomar tapas. Seguró que es una buena opción, pero para mí la mejor siempre será darme el homenaje completo en este rincón heliopolitano del buen comer. Además, como os decía, son vecinos del Avelino, con lo que al salir tenéis bien cerca el digestivo para purgar las culpas.

Mi boda fue bastante peculiar. Organizamos una cena sólo para la familia más allegada y 3 parejas de amigos muy, pero que muy cercanos. En total éramos unas 30 personas para cenar. Queríamos tener una cena muy íntima acorde a lo que para nosotros significaba ese día. Así que nos pusimos manos a la obra para encontrar un sitio lo más ideal y original posible. Buscando, buscando descubrimos que justo al lado del Avelino, un bar muy especial para nosotros, había un restaurante chulísimo, el Doña Clara. Así que decidimos organizar la cena allí, para después, dando tan sólo unos pasos, (están pegados) celebrar un fiestón con casi 200 invitados en Avelino.
Nos prepararon una mesa en un lateral del restaurante, de forma muy discreta y separada, por unas cortinas larguísimas, del resto del local. ¡Comimos de cine! y todo salió mucho mejor de lo que esperábamos. La atención fue exquisita y muy personalizada.(. Lo del Avelino es otra historia…)
Desde entonces somos asiduos a este sitio. Hemos celebrado despedidas de solter@, cenas-​reunión de antiguos compañeros, y muy habitualmente vamos a cenar con amigos o solos (mi mujer y yo)
Me encanta la ensalada templada de jamón de pato y langostinos, la merluza de cualquier forma (cuando pido pescado), pero lo que más me gusta es el solomillo de ternera con foie…¡Es un auténtico manjar! A Janine lo que más le gusta es el carpaccio de ternera. Dice que aquí lo ponen delicioso. Alguna vez hemos pedido el menú degustación, algo muy original y divertido, porque comes, pero de una forma muy variada. No recuerdo muy bien qué lleva exactamente, porque además suelen renovarse de vez en cuando, pero casi siempre, ensalada templada, camembert frito, chistorritas, algo de ‘pescao’, algo de carne, bebidas y postre.
¡Un sitio 10!