Andaba paseando por el barrio con mi amiga Eva y queríamos tomarmos una cervecita de despedida a medio día antes de volver a nuestras respectivas casas. Vimos que en la puerta de este bar, que ella no conocía, se agrupaba bastante gente y atraídas por ese típico efecto llamada entramos a probar. Parece que dimos en el clavo, porque la cerveza(y el resto de bebidas de esa gama: vino, manzanilla) estaba a un euro y, lo mejor, las tapas también. La carta es amplia aunque con lo típico, pero por un euro, ¡qué más vas a pedir!: carne en salsa, cocktail de marisco, montaditos, tortilla rellena, … Cierto es que el local no tiene nada de bonito, es un cubo con mesas de velador en el interior y una pared atestada con láminas de todas las vírgenes y cristos del imaginario sevillano y del de más allá. Pero el barman parece muy simpático y si vas a desayunar, puedes leer el periódico: por allí vi El Mundo y el ABC, cosa que se agradece(toque la cabecera que toque). Sorteaban una paletilla ibérica, lo que para los habituales, imagino estará muy bien. Y entre la clientela se veía a gente de todas las edades, incluidos dos señores mayores con boinas que se zampaban alegremente unas tapas con sus vinos en la barra. Abren todos los días, estos son de los que quieren levantar el país.