El primer día que fui, le habría puesto cuatro o cinco estrellas, la segunda vez me sorprendió que en pocas semanas no me convencía tanto y la última vez que he ido ha sido otro palo, no le pongo dos estrellas por la ubicación ya que aún teniendo cosas que no me gustan, se soluciona tomándote cualquier refresco u aperitivo al solito mirando al río. Como decíà la primera vez nos pusieron un detalle de la casa que estaba buenísimo, luego tapas y nos quedamos tomando refrescos unos y digestivos los demás, se estaba muy bien charlando y como he dicho con el lorenzo dando en la cara y el río a los pies, más o menos. La segunda vez, ya no hubo detalle de la casa antes de las tapas, ya hubo un poco más de descontrol y la experiencia empeoró. La última vez ni detalle de la casa y los camareros bastante cortitos y la comida muy salada, que yo diga esto es preocupante, que le pongo tela de sal a las cosas. Es un sitio con un potencial increíble y mal gestionado(a mi parecer), no pierde las estrellas porque como decía, te pones en la terracita a tomar cualquier refresco y se está muy agusto. Mis visitas siempre han sido a la terraza, no he bajado al restaurante y no puedo opinar de la parte más elaborada de la comida. Volveré y espero que mejore…
Sara P.
Classificação do local: 3 Sevilla
Tenía ganas de probar el sitio porque me habían hablado bien de su zona de tapas(arriba). Como veréis por las estrellas, las expectativas volvieron a jugarme una mala pasada. La carta, en principio, tenía buena pinta, aunque no tenía demasiado donde elegir para mi gusto. Es un restaurante de mesa y mantel al uso, con toda la elegancia y parafernalia que conlleva, pero toda se quedó en las formas. La cocina tardó lo habitual para el sitio en el que estábamos, pero cuál fue mi sorpresa al descubrir que algunos platos los sirvieron fríos. Quizá es que la comida se servía así, pero no fue de mi gusto. Pedimos un tataki de atún y hasta la verdura que llevaba por encima estaba fría, parecía recién sacado de la nevera. La merluza no estaba fría(tampoco caliente), pero me supo poco especial, es decir, ningún toque que la hiciese destacar. Iba sobre arroz negro, pero el arroz parecía… que no era casero. Lo único que me convenció fueron los capirotes de langostinos(calientes, es decir, recién hechos), con salsa de mayonesa con curry. A ver, decir que la comida no estaba mala y lo comimos todo, pero no se me pasaría por la cabeza volver a pedir aquello. Sobre todo, pensando en el precio real de los platos. No merece la pena, ni mucho menos. Decir, además, que fue al mediodía y estábamos completamente solos en la sala… Esperaba más, mucho más de un restaurante así.
Txema M.
Classificação do local: 3 Sevilla
Venía aquí gracias a la tarjeta R50 con la sensación de que, de no ser así, la clavada en el ticket final podía ser monumental y… finalmente, corroboré mis sospechas. Pese a que está en una localización estupenda y cuenta con unas vistas bastante bonitas al Guadalquivir, la Barqueta y a Isla Mágica, quizá no sea suficiente atractivo para hacer que vuelva pronto. El restaurante estaba vacío cuando llegamos y vacío cuando nos fuimos, por lo que la atención fue exclusiva para nosotros. El estupendo camarero nos ayudó en todo momento a solventar cualquier duda que tuviéramos con la carta y, finalmente, nos decidimos por un tataki de atún que estaba demasiado frío(¿recién descongelado, quizá?), una merluza con arroz negro y unos capirotes de langostinos con mayonesa, creo que con curry. Todo estaba bueno, sin más. Nada especial, ni espectacular, ni novedoso. Correcto. Normal. Lo que ya no me parece tan normal es que por la tarde se nos repitiera la comida y entrase algo de indigestión, algo que, unido al sablazo que hubiera supuesto el ticket final de no ser por haber ido con la tarjeta de Restaurant 50, me invita a pensar que no volveré por aquí en algún tiempo. Quizá le dé una segunda oportunidad más adelante, en verano, para disfrutar de la terraza y probar otros platos. Pero eso, quizá.