Bar El Cateto

Bueno, que tengo yo a decir sobre este sitio… había oído hablar mucho de él, tampoco diré que escuche maravillas sobre el pero desde luego me lo habían recomendado mucho.
Cuento esto para decir que cuando tuve la oportunidad de ir, fue con entusiasmo acrecido…
Tampoco quiero sazonar esta reseña con una palabra tan fuerte como «desilusión» pero algo decepcionado sí que me sentí.
El sitio es enorme e bien decorado, no faltan sitios para sentarse y aparcar lo que es excelente y la comida es buena (la carne es de calidad) pero la verdad que me pareció un poco caro o quizá, poca cantidad de comida para el precio.
Son amables en el servicio, aunque de 4 que hemos ido, 2 estaban terminando de comer y los otros 2 todavía no habían empezado. Para mí creo que es importante en un restaurante, saber controlar los tiempos de las comida y no que 2 estén comiendo y los otros 2 «babeando».creo que ese tipo de pequeños fallos fueron los que acabaron por decepcionarme.
Resumiendo, quizá no he pillado el mejor día del restaurante o quizá estaba demasiado entusiasmado y eso hace que la decepción sea más fácil de sentir pero en Sevilla, al día de hoy, hay sitios con el mismo tipo de cocina que están un punto arriba.

Después de muchos años escuchando hablar de él, por fin un día hace una semana pude probarlo.
De primeras te encuentras un local abarrotado, con zonas diferenciadas, dentro del local, otra parte con techo y terraza al aire libre. Nos apuntamos en dos listas, una para dentro y otra para la parte techada, que no estaba todavía el tiempo muy fino como para ponerse al aire libre, además ahí no había problemas de hueco.
No hubo que esperar mucho para sentarse, las mesas rotan más o menos rápido. Nos pusieron en una mesa para dos y el camarero fue amable, nos recomendó y la comida salió rápido, bueno, la tapa de arroz y el queso, la carne tardó un poco más. Estuvo todo bien, pero dentro de lo normal, no es un sitio al que desees volver nada más terminar, me plantearía volver otra vez, pero tampoco me parece tanto para la fama que tenía, prefiero mucho más la Choza de la Manuela que podría compararse a este sitio.

Había estado alguna que otra vez en este bar, aunque hacia mucho tiempo, por lo que no me ha parecido mal volver. Como siempre, estaba hasta arriba de gente, eran solo las 14,00h y ya tuvimos que esperar para tener mesa, pero la verdad que no mucho tiempo y no importó demasiado (el local es bastante amplio y con muchas mesas, tanto dentro como fuera, por lo que el entrar y salir de gente es bastante continuo)
Tanto el bar como su carta, no es que sean originales ni tengan nada especial, pero se puede decir que es un sitio donde te aseguras comer bien y baratito, aunque eso sí, cosas normales (sin lujos ni «moderneces»). Para picar pedimos 2 tapitas, una de arroz y otra de queso, y ambas muy buenas. Por lo que se veía en las mesas, todo tenía buena pinta y me atrevería a decir que seguramente todo bueno pero, sobretodo lo diría de las cabrillas, no paraban de servirlas (buena cantidad y parecía gustar bastante a la gente) así que a los que seáis aficionados, os animaría a probarlas. Lo que sí recomiendo es que no os vayáis sin probar algo de carne, el camarero nos recomendó la presa ibérica y ¡estaba buenísima!, sin duda lo mejor que comimos; la única pega, que ponen poca guarnición (una sola patata asada para un filetón grandecito).
Para beber, me incliné por una copa de vino blanco (como casi siempre hago), dejé que me aconsejará el camarero y me sirvió «Maestrante» (para mi gusto, estuvo bien elegido).
Y, como siempre digo, si el trato por parte del personal es bueno, todo sabe un poquito mejor… pues decir que así fue, sobretodo por parte del camarero que nos tocó por la mesa en la que estábamos sentados, fue muy agradable, desde el primer momento pendiente de nosotros y asegurándose que todo estuviera bien; sólo un pequeño «pero»: tuvimos que pedir varias veces la salsa para la carne, se le olvidó en más de una ocasión (pero al final llegó a tiempo jeje).
En definitiva, es un sitio en el que he repetido después de mucho tiempo y en el que seguro que vuelvo a repetir cualquier día.

El local es amplio, típica decoración de bar de pepes con vírgenes y percheros de patas de jabalî. Variedad en la carta donde sobresale el cocktail de marisco bien de precio y cantidad.
Lo que nos ha horrorizado es que se equivocaron y nos habîan cobrado media ración que no habîamos pedido, nos vuelven a traer la cuenta y descubrimos que también nos incluyeron dos bebidas de màs. Casi diez euros de diferencia.
La experiencia ha sido pésima, directamente a mi lista de nunca mais, sin duda no volveré.