Banco Santander

Se suele decir que los bancos Santander, a pesar de todo, son magníficos en su atención al cliente y su oda hacia el futuro… Pues creo que esta oficina cumple todo lo contrario.
Tengo una cuenta en este banco desde hace varios años, con eso de que cuando eres estudiante universitario te ofrecen hacerte una cuenta y te regalan una carpetita y me venía bien para pagar las matrículas o cursos que realizase.
Aprovechando que tengo una oficina al lado de casa, suelo hacer los trámites en ella, pero cada vez que voy, acabo desesperada, no solo con la estructura de la oficina, completamente antigua, con una entrada obsoleta y cuyo cajero me origina una desconfianza plena y una alta probabilidad de que cualquier ladrón lo manipule y haga duplicados de tarjetas (cosa que ya me pasó), sino que también el personal de caja brilla por su auténtica tranquilidad.
Normalmente hay dos mujeres que atienden a los clientes, con unas sonrisas brillantes, pero muy lentas, tanto en la atención al cliente como a la hora de agilizar la cola que hace que la sala de espera se llene al máximo, mientras las caras de los clientes comienzan a transformarse en desesperación… Da la impresión de querer ir lentas a propósito para evitar atender a muchas personas y trabajar menos… por lo que muchos nos vamos y decimos «ya vendremos en otro momento»
Sinceramente, si no es esta oficina por su lentitud, son otras (normalmente las de las diferentes facultades), cuya malas pulgas están plagadas a lo largo y ancho de la oficina, por lo que al final acabaran haciendo que muchos clientes, entre ellos yo misma, cerremos nuestras cuentas, más que nada por su trato, que es demencial…
No voy a subir mis estrellas hasta que no mejoren al menos el trato al cliente y el cambio del cajero, que es vergonzoso.