No soy yo mucho de joyas, joyas de verdad. Como pierdo siempre los pendientes o las pulseras o las diademas que llevo puestas, no me gusta comprarme cosas que sean de calidad, vamos de calidad, que sean joyas de verdad. Pero Antonio Maestre es un amigo de la familia desde hace mucho tiempo y sus 35 años de profesionalidad con su pequeño negocio abierto le dan a mi padre bastante seguridad y ganas para comprarle a mi madre de vez en cuando alguna que otra gargantilla o algunos pendientes. Tiene joyas originales, muchas mezcladas con piedras de colores, por lo que no vende sólo las típicas esclavas de Comunión o gargantillas de estas rancias con la cruz de Cristo. Ahora con esto de la fiebre del oro y de las tiendas«Compro Oro» siempre aconseja acudir a una joyería de verdad para hacer este tipo de ventas, pues no es lo mismo fiarte de una empresa que se dedica a recopilar dinero, que un joyero que lleva años trabajando el oro.