Ensaladilla y croquetas, sol y una amiga. Botellines, Alonso y su mujer, que son lo más parecido a unos padres que he visto en un bar de por aquí. Otro botellín, la conversación se alarga. Llega otra amiga. Ellos no te van a echar. Entramos a ver qué más hay para picar y resulta que tienen exquisiteces. Una de mojama. El vecino también da conversación. La que no iba a venir al final ha hecho un poder y se suma a la mesa. ¡Las cinco de la tarde!
LOLA R.
Classificação do local: 3 Sevilla
Menú: Bocata de cochinillo, o en su defecto pollo relleno. Bebida: Botellín de cruzcampo extrafrio. Entrantes: Bolsa de papas fritas«El cortijo del Olivar». Precio: tirado. Calidad: muy aceptable. Recompensa: pocas cosas son mejor que un buen bocata. Abacería Alonso, a parte de ser el ultramarino de urgencias de la calle Santa Ana y adyacentes, es en un medio bar, o lo que viene siendo una abacería de toda la vida. En las noches de verano no fallan los vecinos allí cotorreando con cerveza en mano. Un par de sillas y una mesa ayudan a que de allí no se vaya ni Dios hasta que bajen la verja.
Paco P.
Classificação do local: 4 Sevilla
La abacería de Alonso, cumple con el requisito del común de las abacerías sevillanas, tienda de comestibles que ofrece servicios de bar. Sus particularidad es principalmente, el establecimiento físico, en el cual se superponen inmensas torres de latas de conservas, paquetes de harina y pan rayado, botes de verduras y bolsas de picos. En un espacio mínimo con un mostrador refrigerante tras el que aparece el rostro del experimentado dueño del establecimiento, el cual con primoroso cuidado corta el fiambre o el queso, hace un cartucho de papel de estraza en el que introduce media docena de huevos, huevos que viven en torre junto a la puerta, es en ese momento, cuando a Alonso se le ven las piernas y el dignamente manchado mandil que las cubre. Al fondo de la tienda, a través de una puerta, puedes ver en otra habitación a la esposa y trabajadora que cumple su labor formando croquetas o empanándo algo empanable. Suele ser por las noches, cuando cumple más con su función de bar, gente que se sienta en unas pocas mesas dispuestas junto a la puerta y deglute las maravillas que desde por la mañana lleva guisando, empanando, cuajando o aliñando la actriz secundaria que da sentido a la historia. En temporada, cuenta la leyenda que hacen unos caracoles buenísimos.