A+D

Tiene Pino Montaño una calle en la que puedes hacer todas tus compras andando tan sólo unos 100 metros, y eso es interesantísimo a la hora de no andar dando vueltas de un lado para otro sin ton ni son. Además en la calle el aparcamiento no suele ser handicap.
En esta calle, la calle Corral del Agua encontramos una curiosa tienda de complementos, A+D, aunque el logo de la puerta no nos lo deje muy claro. Lo llamativo es que se anuncia como una tienda en la que venden artículos con precios oscilantes entre 2 y 5 euros, pero en su interior hay cosas más caras e igualmente llamativas. Pañuelos de mil colores, gorras, sombreros, pulseras… ¡hasta paraguas!, todo lo preciso para tener un detallito con alguien, allí compramos un reloj para el cumpleaños de un amigo, costó elegirlo porque tienen un montón y de todos tipos, con colores muy llamativos.
Si vivís allí o pasáis por la zona, deténganse en esta tienda, y busquen.

NO APTO PARA ADICTOS.
Complementos de 2 a 5 euros pone en el cartel. ¿Y qué pasa? Que una ya no dirige los pasos, todo lo que piensa es «Comprar» «Comprar» «Comprar». Otra vocecilla en tu interior, con una voz muchísimo más tenue, la contradice «Corre» «No entres» «Fuera». Pero, entonces, esa parte de ti que te domina, como buena mujer que eres, grita de nuevo «Comprar» «Comprar». Esta vez sí, a pleno pulmón.
¿Qué haces? ¿Vas a traicionarte a ti misma? Sí, hombre. ¿Estamos locos, o qué? Nada, nada. De pronto, estás en la tienda. Ni dilemas morales ni nada. Ya has olvidado que no tienes casi para pagar la factura del móvil, que se acercan las navidades y te vas a quedar pelada. Porque, tengo una buena razón para hacer esto. De 2 a 5 euros. Y ya estás dentro, joder. Rodeada de pulseritas que brillan, de pendientes que cuelgan solos y desamparados en sus envoltorios de cartón, de bolsos amontonados en una estantería… Y todo te parece tan… desgraciado por no tener a quien pertenecer, que acabas llenándote las manos de cosas que a lo mejor no te pones nunca, pero ahí las tienes, en tu joyero, porque algún día, aunque sea uno solo en tu vida, las vas a querer usar. Es una cuestión de estadística, me baso en eso.
Y cuando sales de la tienda, con tus bolsas blancas, a reventar de «mariconadas», miras la factura de reojo –à la que no has echado cuenta antes porque estabas muy ocupada yendo a última hora a hacer una «última» adquisición– y te percatas de que podrían haber puesto en el letrero de 2 a 20 euros también. Porque no es que los artículos cuesten entre esas cantidades. NO. ¡Es que los hay de esas cantidades!
Se te pone cara de imbécil, por supuesto. En el Corte Inglés también hay cosas de 2, 3, 4 y 5 euros.
Tarde para arrepentirse. No admite devoluciones. Y cuando apareces en tu casa con el rostro de niña buena, pestañeando como si nunca hubieras roto un plato y respondiendo a tu madre tonterías tipo «es que me hacían falta unos pendientes así», tu madre piensa lo mismo. Tarde para arrepentirse. Una hija sí que no se puede devolver.