Ocio Robledo

Pese a que cuando era un niño venir a este cine me encantaba, ya de mayor la experiencia no es tan positiva como era entonces.
Este cine tiene de positivo que, en temporada, cuenta con una cartelera muy cambiante, con 4 películas a la semana (3 de ellas se repiten dos días y otra no) de las cuales al menos una es para niños. Esto implica que si veraneas por la zona, te puedes poner al día con todas las películas que te dejaste sin ver durante el invierno por falta de tiempo para ir al cine. Además, cuenta con una tienda y un pequeño chiringuito donde poder tomarte unas patatas fritas y un refresco mientras empieza la película. Durante el día tiene también una terraza con arrocería.
Lo malo es que al tratarse de un cine de verano en plena sierra, pues tienes que ir bien cargado de ropa de abrigo por si refresca, además de un buen porrón de cojines para poder sentarte en las sillas metálicas, que llevan ahí desde que el mundo es mundo y son incómodas DE MORIR. Vamos, que o te llevas algo o a mitad de película te tienes que ir del dolor de lumbares.
Además, al tratarse de un cine montado en una antigua pista de frontón, el sonido deja que desear, porque se nota cierta reverberación. Todo ello hace que el precio pagado por la película parezca un poco excesivo (hace años era mucho más barato que un cine cubierto en Madrid, por ejemplo, y ahora no tanto)