La Torre

Aquí celebramos una Primera Comunión, lo cual me hace sentirme mayor porque es el primer rito de paso de la siguiente generación al que asisto y menuda movida mental me causa. Es, básicamente, un restaurante dividido en salones de diferentes tamaños y orientado a celebraciones grandes; dichos salones rodean un césped central en el que contratan animadores socioculturales para distraer a los niños mientras los mayores se cuecen un poquito, y a la vez son rodeados por un aparcamiento enorme donde los mayores, ya cocidos, meten a los niños en los coches y los conducen a casa como pueden, habiendo mermado sus capacidades cognitivas previamente como todo buen ciudadano hace.
Las únicas quejas que tengo sobre el sitio son que los entretenimientos eran bastante casposos (un payaso, una payasa, un par de castillos hinchables, una pelota de gomaespuma y mucho reggaetón para los adultos) y que uno de nuestros camareros tenía un serio problema a la hora de atendernos, llevándose los aperitivos enteros y no trayéndote las bebidas porque «ya enseguida pasáis al salón y bebéis otra cosa». Si obviamos este par de cosillas, la comida fue sencillamente magnífica: los entrantes consistieron en croquetas de jamón, croquetas de queso, calamares, unos rollos de algo que no tengo claro qué era pero se dejaba comer, y un buen jamón ibérico, todo ello bastante bueno; después nos pusieron cuatro langostinos enormes a la plancha a cada uno con mayonesa o vinagreta, luego una crema de mariscos, y luego cuatro trozos de carrillera con hojaldre de setas y bechamel. Estaba todo buenísimo y se podía repetir de todo lo que quisieras, así que un puntazo.
De postre pusieron una tarta de avellanas que estaba increíble, acompañada de helado de vainilla que, estando menos increíble, no desmerecía para nada al conjunto. Y, por lo demás, el habitual surtido de vinos y licores que no debían estar muy malos porque me los bebí (por suerte no conduzco).
El sitio está bastante bien, la comida está muy buena y, si no importa desplazarse hasta allí, parece una buena opción para celebraciones multitudinarias si se es de la zona.

unicamente uso la cafeteria cuando vengo al taller de al lado, pero tiene muy buena pinta. unos exteriores muy cuidados y casi siempre hay gente. Se usa mucho para los benquetes clasicos: bodas, comuniones…