Me duele escribir malas reseñas, pero a veces es necesario para desahogarse. Pensando pasar un día en la playa, decidimos comer en una pizzería que vimos. El local es grande, tiene muchas mesas dentro y una terraza enorme fuera. Es limpio y bien cuidado. Pedimos una mesa y nos sentaron en la última mesa de la terraza. Cuando tardaron unos 15 minutos en traernos la carta, ya empecé a temerme lo peor. A continuación, las esperas fueron a peor. Pedimos de entrante una ensalada y una tapa de patatas bravas. La ensalada a 6 €, patatas bravas a 4 – 5 €. Tardaron otros 25 minutos en traernos los cubiertos necesarios y las tapas. Las patatas bravas eran un platito minúsculo, había ahí 8 trocitos de patatas(los conté). La ensalada estaba buena, todo hay que decirlo. Esperando las pizzas envejecí. Nos tuvieron esperando 1 hora, y no exagero. No había esperando tanto una comida en mi vida. Cuando llegaron las pizzas ya ni me apetecía seguir comiendo. Las pizzas rondan los 7 – 10 euros, dependiendo de lo que elijas. Estaban muy buenas(la que menos me gustó fue la boloñesa, tenía un sabor rarísimo), eso no lo voy a negar, pero el servicio convirtió una experiencia que pudo haber sido bonita, en algo desastroso.