Tuvimos que reservar en la posada de la mies porque no estaban libres los apartamentos que queríamos, así que íbamos con cierta resignación, pero acabó siendo una decisión acertadísima. Se trata de una«posada» cántabra decorada con gusto en plan rústico-hotel-con-encanto y regentada por una pareja muy maja. No tienen más aspiración que hacerte agradable la estancia, y vaya si lo consiguen; los desayunos los hacen ellos, con sus focaccias y sus quesadas, que son de primera. Aunque estén arreglando y adecentando una habitación siempre están con una sonrisa en la cara y comentando alguna cosa contigo como si te conocieran de siempre. Las habitaciones están limpias y bien acondicionadas. Dada la humedad de la costa en verano, yo les sugeriría un ventilador para las mismas ya que, a pesar de no necesitar aire acondicionado, sí que puedes notar el ambiente cargado si eres de interior y no quieres abrir las ventanas. La posada está muy cerquita del centro de Noja y se suele llenar con facilidad por la calidad-precio que ofrece, así que a reservar con tiempo. Volveremos el año que viene!