No es una frutería cualquiera, es MI frutería(aunque os dejo comentarla) y es totalmente auténtica. Antes de reseñar he de advertir del insulto a la objetividad que será esta reseña, pues soy la persona que más fruta come después de el monete de Aladdín, pero precisamente por eso me permito el lujo de poder hablar de los que saben. No son los más baratos, ni muchísimo menos, pero son encantadores, siempre tienen una piruleta para los niños(que yo les sigo pidiendo, la culpa es suya, por malcriarme) Y una disposición innata a decirte la verdad, si están boticarias sus naranjas te lo dicen y si sus fresas son excepcionales te las dan a probar primero, aunque les repitas que eres alérgico y que la vas a tirar. Llenar el carro en esta frutería sigue siendo un placer, por que tienes garantía de compra, si realmente te sale malo algún producto(cosa que es de extrañar) puedes decírselo con total sinceridad que la siguiente vez te cae un kilo de mandarinas por la face. Lo único que echo de más es el exceso de simpatía de uno de los tenderos, os diría cuál, pero lo adivinaréis en cuanto le oigáis gritar a tres manzanas(nunca mejor dicho)