Viena Capellanes

Cafetería-​Pastelería que al entrar da la impresión de ser para darte un capricho en un desayuno o merienda; pero una vez dentro al ver los precios no es tan caro como cabría esperar (aunque sigue sin ser una cafetería «de diario»).
Yo fui a ella al buscar un establecimiento por internet donde comprar canapés preparados para una fiesta de despedida, y su catálogo online se bastó para no tener que mirar otros sitios: amplísima variedad de canapés dulces y salados, además de tartas, pasteles e incluso menús «for work» a un precio muy razonable.
La bandeja que encargué bien valía lo que costaba y causó literalmente furor entre los comensales (yo temía que sobrara y no dejaron ni las migas).
Además, el servicio es muy profesional y amable. En 24h puedes recoger el encargo que hagas e incluso ofertan servicio de catering si lo deseas.
En resumen: como sitio para tomar algo no puedo decir nada de momento (de eso dependerá que se lleve la 5ª estrella); pero si quieres quedar bien con amigos/​familiares/​compañeros de trabajo preparando un buen ágape, este negocio no te fallará.

El Viena Capellanes de Génova es un sitio muy agradable donde desayunar estupendamente a buen precio (el mollete con tomate y jamón que me he pedido esta mañana era impresionante), y en el que puedes eternizarte charlando sin que te atosiguen ni pizca. Los camareros andan por allí recogiendo mesas, pero no te presionan lo más mínimo. El ambiente es muy del barrio acomodado donde está, señoras mayores desayunando y gente de las oficinas de los alrededores. La bollería, excelente, los sandwiches, grandiosos. Un sitio que conserva el encanto y la calidad de toda la vida y que, de momento, mantiene unos precios razonables, más que buenos dada la calidad que ofrecen. Muy fan.

Que horror!
De siempre Viena Capellanes había sido una pastelería de las buenas! Y a esa idea la asociaba.
Deliciosos roscones de reyes, deliciosos huesos de santo, buen mazapán y turrones, buenos sándwiches y nefasta cafetería.
Acabé allí una tarde (y no repito), tras no encontrar sitio en el Living in london, en el Sampaka, etc. y tras estar hasta el culo de dar vueltas por el barrio.
Pues Viena Capellanes tiene un infame saloncito en la parte interior claustrofóbico, sucio y ligeramente maloliente. Mesas apelotonadas, mal servicio, etc. Por ser malo, salvo el sándwich, hasta el café estaba malo.
Ante este higiénico panorama me plantearé si seguir comprando dulces en esta tienda.

Buñuelos de viento, huesos de santo, rosquillas de san Isidro, monas de pascua, saverinas, bizcochos, trufas, repostería francesa, etcétera. Todo muy bueno, pero de entre todo lo que he probado, lo que más me ha gustado del lugar han sido las exquisitas milhojas.
También puedes sentarte a la ventana y pedir un bocadillo o una ensalada mientras miras a la gente pasear por Fuencarral. En mi caso, siempre he preferido comprar y marcharme (con dolor pequeño o grande, depende del día, en el bolsillo, pues no se trata de un sitio barato).

Si eres goloso está pasteleria-​cafeteria te va a encantar. Tienen una bolleria estupenda para acompañar con un buen café. Gran variedad en sandwiches.

Este establecimiento está justo al lado de la salida de Génova del metro de Alonso Martinez y forma parte de una cadena de unas 15 tiendas. Es una tienda en la que, sobre todo, se vende comida precocinada, pero de la buena. De la que se hace todos los días, porque yo me comí una vez unos filetes que no tenían nada de congelado. Otro punto fuerte de Viena Capellanes es la repostería. Los golosos tienen aquí una parada obligada, porque tienen una selección de tartas que son ideales para regalar esos días en los que tienes que disculparte por algo… Os recomiendo la de queso y frambuesas y una que se llama Zabaione. Con ese nombre no podía estar mala.