Venta Matadero

No pongo más estrellas porque no sirven «cerveza decente». Lo siento, soy una maniática; pero lo que es, es.
Por lo demás, el sitio me gustó bastante. Nos sentamos a tomar algo porque íbamos al Matadero a tomar algo y vi que algunos Unilocalers ya habían estado por aquí; además, tiene terraza (de invierno y verano).
Lo que más quiero destacar es el servicio extremadamente rapidísimo que ofrecen. Increíble. Como si hubiera fuego, oye. Pedimos unas cervezas y de tapa nos pusieron una cazuelita de judiones (muy ricas, muy original pero para mi gusto, algo muy pesado para ser una tapa). Mientras hacíamos hambre, elegimos para comer una sartén de huevos con patatas, foie, jamón y boletus. He de decir que, como en todos los sitios que ofrecen sartenadas, siempre sirven mucha cantidad, con lo que para dos, sobra siempre. Y otra cosa que no me gusta de las sartenadas es el elevado precio que le ponen (esta 12 euros), teniendo en cuenta que los ingredientes son baratos (huevos y patatas es comida de batalla). Dicho esto, estaba exquisita. Me dio infinita pena no poder terminarla. Se veía que iba a llover y ¿qué hicieron los camareros? Antes de que eso pasase, empezaron a desplegar sombrillas cual ejército programado para que cuando empezase el diluvio, ninguno de sus clientes sentados en terraza tuviera que irse porque se estaba empapando. Fue impresionante. Y lo hicieron perfecto, oye, porque durante las dos horas que estuvo diluviando, nadie se levantó de su mesa.
De postre tomamos café y un chupito de hierbas. Carísimo. Normalmente estamos acostumbrados a que nos inviten o a que cobren algo simbólico. Pero esta vez no. 2 euros el chupito. WTF. El tercio de cerveza estaba a 3. ¿No os parece una proporción desmesurada?
El caso es que el sitio me gustó y me atendieron muy muy bien pero debido a estos dimes y diretes, lo dejo en 3 stars.

Qué sorpresa de lugar! He pasado miles de veces por aquí y nunca me había parado a comer, así que esta vez decidimos darle una oportunidad.
No llegamos a entrar y ver el salón porque preferimos sentarnos en una terraza cerrada para el invierno con calefactores que estaba vacía en ese momento.
La atención que recibimos fue muy agradable y el camarero, cuando le dijimos que éramos vegetarianas, nos sugirió algunos platos que nos podían gustar. Pedimos una ensalada con queso de cabra, frutos, huevos de codorniz fritos y un mix de lechugas que estaba delicioso. La sorpresa de la noche fue la sartén de huevos estrellados con verdura y mojo verde; BRUTAL. Las raciones eran tan grandes que no pudimos con ellas así que le pedimos al camarero si no le importaba poner lo que sobraba para llevar; dicho y hecho! Al final la cena con 3 copas de vino y una tapita de queso manchego, cortesía del lugar, nos costó 30 €.
Si estás por la zona y no te apetece esperar las colas eternas que se forman en el Costello, el Venta Matadero es mucho mejor en cuestión de calidad-​precio y atención.

Un bar situado muy cerca de Matadero. Hay mesas dentro y fuera.
El bar es muy normal con nada especial. Lord camareros son majos aunque el servicio es muy lento. Comimos aquí porque habíamos quedado con un amigo en esta zona.

Estamos en el Matadero y queremos cenar, La Cantina ya no tiene lista de espera así que venimos hasta aquí.
Nos indican que la mesa que vemos vacía están esperándola, así que nos tomamos una caña dentro esperando por mesa en la terraza.
Tardan muy poquito en sentarnos, ojeamos la carta y decidimos pedir unos croquetones de boletus, jamón y bacalao y unos huevos rotos con gulas y gambas.
Los croquetones, no sé si realmente había de 3 tipos distintos, a mí me pareció que de los 2 que probé los dos llevaban el mismo relleno.
Me gustó que los huevos nos los rompieran in situ, además era una ración ultra generosa, eso sí, yo no encontré ni una gamba, pero las patatas estaban de escándalo.
Cuando pedimos la cuenta hubo un problema con el ordenador y tuvimos que esperar un poco pero el trato fue bastante bueno en todo momento, salvo ocasiones puntuales que se veía que los pobres camareros estaban más que desbordados.

Fuimos a picar para cenar algo con unas amigas después de estar en Matadero y la verdad es que con el calor que hacia en Madrid agradecimos que nos buscaran sitio en la terraza.
El trato impecable y eso que estaban desbordados o al menos nos pareció a nosotras que llevábamos ya el buen rollo como vestimenta.
Empezamos con las cañitas y las acompañamos de unos huevos rotos con gulas y gambas (las gambas las debía estar pescando Forest Gump porque no aparecieron por ningún lado) También pedimos unos croquetones y doy fe que eran unos peazo croquetones, vamos que pones un par de ellas y te sujetan un ladrillo como sujección seguro (tampoco encontramos las de boletus por ningún lado)
Lo cierto es que continuamos con las cañitas y lo agustito que estábamos allí con el buen rollo y no nos importo mucho que la comida no fuera la caña, al menos nos quito el hambre.

Pasábamos por allí camino del Matadero y nos gustó así q volvimos para cenar, platos de buen tamaño con una presentación excelente y a buen precio sin embargo algo en el sabor no está a la altura… aún así creo q merece a pena y, de hecho, terraza y barra estaban repletos ! Además felicitó al local por el elevado número de camareros y gente trabajando q hacen q el servicio fuera rápido y bueno

He picoteado en este sitio más veces pero la verdad es que comer comer nunca lo había hecho, y voy a hacer la reseñà basándome en la experiencia de ayer, que me temo que les va a hacer perder estrellas.
Vaya por delante que ayer era domingo, con un tiempo maravilloso y que además había Mercado de la Central de Diseño en Matadero, por lo que el local estaba hasta la bandera y ciertas cosas son entendibles. Dicho esto, comentar que llegamos a las 15:30 a pedir hora para la terraza, dándonos una espera estimada de 45 minutos. No nos importó porque teníamos muchas cosas que ver. Lo malo fue que cuando nos sentamos nos informan de que había una hora de espera de cocina… ¿Perdona? ¿O sea que el tiempo de espera que me dijiste era para sentarme pero ahora me voy a convertir en estatua de sal esperando a que me des de comer? Siendo las 16:15 tampoco teníamos mucha alternativa de levantarnos e irnos a otro sitio, así que nos quedamos allí esperando que la hora de espera se convirtiese en solo media, como al final ocurrió, por suerte. La espera, no obstante, la pasamos con unas cervezas acompañadas de unas NO tapas, con un NO platito de aceitunas y una NO cestita de patatas fritas, así que se hizo mucho más NO llevadera. Eso sí, una vez empezaron a sacar los platos, los traían a buen ritmo. El personal estaba desbordado pero tampoco es que fuese un dechado de sonrisas
En fin, que al final llegó la comida, y realmente estuvo rica. El surtido de croquetones merece la pena, especialmente el de boletus, y los chipirones estaban en su punto y muy, muy buenos. La ensalada de espinacas y gulas también fue un acierto y las bravas de la casa, muy originales, aunque son apenas un pinchito. Por último pedimos un brownie y otro postre a base de yogur que estaban francamente ricos. Ah, y muy rico también el NO pan que nos sirvieron.
La cuenta, al final, fue en mi opinión, justa. Unos 20 o veintipocos euros por barba por una comida ni escasa ni abundante, con un poco de vino y dos postres. Ni tan mal.
Ahora, muy recomendado ir un día entre semana o al menos un fin de semana menos bullicioso, porque desde luego en esas condiciones, yo no repito.

Huevos rotos bien potentes! Los precios pican un poco pero la calidad de los productos es buena y las raciones muuuy abundantes. Tienen tres ambientes: terraza (para pinchos y tostas), barra y restaurante (carta). Un lugar para tener en cuenta si te acercas a Matadero.

Muy buena la carne, de vino saben también, y el servicio eficiente y amable.
Se debe conocer, merece la pena

Esto es lo que yo lllamo un gran timo. Un bar en el que una mini tosta te cueste 6 euros es un poco como Hola?¿?¿? por lo menos si cobras 6 eurazos que esté bien compensado.
Al final me pedí un pincho de tortilla por 3 euros, y me trajeron una mini tortilla redondita, que estaba un poco seca para mi gusto, que adoro las poco hechas. Por una caña, una cocacola y un pincho, fueron 7 eurillos. Eso sí, se agradece que pocan tapas más elaboradas con las bebidas, otros bares deberían aprender. Las patatas y los panchitos no son tapas!

Lo siento por Leticia, pero yo estoy con Javier… Quiero decir que siento la experiencia de la primera, aunque una mala experiencia la puede tener cualquiera… En fin, yo también conocía el restaurante que había antes en esta esquina, solía venir algún domingo a comer cuando venía al vecino Matadero. Y el pasado lunes que era fiesta fuimos de paseo por el río hasta el Matadero y nos lo encontramos cerrado, así que fuimos a comer a nuestra terraza favorita. Nos dimos cuenta rápidamente de que había cambiado y se lo preguntamos al camarero, que nos confirmó que efectivamente había cambiado de dueño y de nombre hace un año. También la carta había cambiado, pero cuando nos trajeron la comida vimos que había sido para mejor: raciones copiosas y deliciosas, al menos así eran los huevos rotos que ni siquiera pudimos terminar. Los pinchos y los croquetones muy ricos y en general bien de precio, la verdad. Los camareros muy majos y eficientes, a pesar del momento crítico que supuso que se pusiera a llover de pronto, tras tantos meses sin lluvia. Supieron salir adelante dignamente, aunque la terraza se llenó y una mujer pesadísima se empeñó en sentarse y elegir mesa… Por culpa de esa señora nos fuimos precipitadamente, no por culpa de los encantadores camareros que nos rogaban que nos quedáramos un rato más… En fin, teniendo en cuenta que es de los pocos lugares que hay por esta zona (espero que pronto haya más para elegir) y que por eso siempre se pone hasta arriba, yo lo recomiendo para picar y comer algo, pues todo está muy rico. Y el lugar, a pesar de todo, es agradable. Y que conste que hablo de la terraza, pues el interior sólo lo he visitado para ir al baño.

Terrible experiencia a pesar de la ilusión que tenía por conocerlo…
Este restaurante llevaba unos 30 años abierto sino más y se dedicaba a la cocina de mercado tradicional, pero cerró el pasado verano. Hace cerca de dos o tres meses volvieron a abrir tras un cambio de dueño y un lavado de cara.
Bueno, a lo que voy, que el domingo pasado decidimos ir a conocerlo y nos sentamos en la terracita al sol, miramos la carta y había miles de pinchos y raciones que parecían de lo más prometedores, creía que había encontrado mi sitio ideal cerquita de casa, pero no fue así.
Llegamos al rededor de las 15:00 y no nos atendieron hasta pasados por lo menos 20 minutos que ya nos trajeron un par de cañas, la mesa sin limpiar, llena de los desperdicios de los anteriores clientes que habían comido antes que nosotros, después de pedirle varias veces al camarero que nos tomara nota y si nos hacía el favor de limpiar la mesa, tras decirnos que esa mesa la llevaba su compañero se dignó a limpiarla y a traernos un aperitivo porque en principio no nos lo habían puesto.
El camarero que servía nuestra zona era un encanto pero el chico estaba hasta arriba, pero muy educado y con ganas de satisfacer a los clientes, el que finalmente nos acabó atendiendo fue de lo más descarado, me dijo: «señora, yo también tengo hambre y aquí estoy», además me dijo también que nuestra ración de huevos rotos, la que salió a las 17:00 exactamente, se la habían puesto a otra mesa y por eso tardaban.
Me dio mucha pena, la gente se gasta la pasta en invertir en un nuevo negocio y no invierte en personal cualificado que sea profesional y con un mínimo de educación.
Yo… «no vuelvo más nunca», como dijo algún día La Más Grande.