Unimoto

Hace casi ya un año y medio, cumplí uno de los sueños de mi vida: comprarme una moto. Siempre quería haber tenido una, así que me costó una barbaridad decidirme. En aquel momento, estaba enamorado de las Vespas. He de decir que sigo enamorado de ellas, aunque ahora mismo, si volviese a comprarme una moto, quizá me haría con otra cosa… pero que conste que no me arrepiento nada: mi Vespa, de nombre Dragonette porque es de color rojo dragón, sigue atrayendo las miradas de la gente, y funciona desde que la compré (de segunda mano) como el primer día. ¡Así que no me puedo quejar!
El trato fue bastante bueno, aunque podría haber sido mejor. Sorprende que después de dejar como dos mil euros en una tienda, ni siquiera te hagan un pequeño regalo: un descuento para un casco, algo para candar la moto o hasta algo que no vas a utilizar nunca, tipo una funda para tu nuevo vehículo de dos ruedas. Nada, prácticamente ni las gracias.
Después de rodarla unos días… resulta que el pedal de arranque estaba roto. No lo noto mucho porque –por suerte– el ecendido electrónico sigue funcionando como el primer día y no ha dado ni un solo problema, pero el día que se estropee, me va a tocar llamar a la grúa. Me dijeron que me lo arreglarían en la primera revisión, pero al final, como sigue funcionando el arranque electrónico, decidimos no tocarlo. ¡Espero que dure!
En definitiva: el servicio es bueno, el producto inmejorable y el precio está también muy bien, pero no les vendría nada mal tener un detalle con los clientes. ¡Que nos dejamos una pasta!