The Workshop by Sally L. Hambleton

Hay que ver lo que me cuesta poner un 1, pero es que este es rotundo!
Montar semejante floristería en esa zona es un atrevimiento tan grande como el precio de las plantas de temporada que oferta, … 18 euros por una planta que vale entre 4,5 euros (mercado de flores de Tirso de Molina) y 7 euros (en Fransen&Lafite),…Perdona? (he puesto dos establecimientos extremos, Tirso con su mercadillo de puestos de flores, y una floristería (Fransen&Lafite) de las sobresalientes).
En resumen: CARO.
El motivo de ir a la tienda (y atravesar Madrid a proposito) no era otro que comprar un jabón de Olivia, con una plantita en un cesto para un regalo,… y la verdad es que ya entré con mal pie al establecimiento.
La floristería en sí, sin el elemento discordante que es la propietaria (y que sobra), es genial, buen gusto, todo armónico, la flor cortada impecable … me sorprendió que la dueña no conociera el nombre de algunas de las especies de flor cortada que vende…
En la floristería había dos mujeres de cara al publico, una desembalando flor cortada para poner en jarrones, y una mujer que estaba atendiendo. Obviamente, me quedó bastante claro (por desgracia) de quien era la dueña y quien era la empleada. La verdad es que estuvimos a cero de irnos, sin comprar nada. Vamos que no nos fuimos por el puñetero jaboncillo (que o lo compras por internet o en Madrid solo lo tienen aquí).
Tampoco quiero extenderme mucho más en el trato que la dueña daba a la empleada, y también me tuve que morder un poco la lengua para no soltarle una fresca a la dueña.
Tenía intención de preguntar por los talleres que organizan, pero desde luego se me quitaron del todo las ganas. Ni muerto!
Punto a favor, la empleada es maja, y la dueña prepara unas cestas con bastante gracia, pero no vuelvo.

El claro ejemplo de un sitio que lo tiene prácticamente todo para que me convierta en un habitual pero que acaba perdiéndolo por un pequeño detalle fundamental: la actitud borde (e incómoda para mi persona) de la propietaria o encargada del local y no conmigo mismo sino con la ayudante que estaba trabajando allí con ella (la persona borde estaba embarazada). En varias ocasiones las contestaciones y los cortes que tuve que escucharle me hicieron plantearme dejar mi compra — una cesta de mimbre con planta de temporada y un jabón Heidi de Olivia Soaps. Le salvó que no repitió su actitud una vez más puesto que hubiera dejado la compra allí mismo.
Las fotografías que he subido muestra perfectamente lo bonitas y especiales que son las flores que ponen a tu disposición, no son de las que se encuentran en la mayoría de las floristerías y se nota que le prestan una atención especial a su selección.
Pero, al menos el día que yo fui, me desagradó mucho el trato a su empleada. Así no ha de hacerse, ni delante ni detrás de los clientes.

Me acerqué aquí para hacer un regalo. Pidiendo un centro de flores de 20 – 30 euros, me han hecho una composición en un pequeño cubo metálico del tamaño de un bote pequeño de nesquik y me han cobrado 35 euros. No tenía tiempo de discutir, pues ya han tardado algo más de 15 minutos en poner ramitas de diferentes plantas y un palito con un muñequito (muy mono, eso sí), pero no es de recibo que hagan algo de 35 euros cuando has dicho entre 20 y 30. Si hubiera visto el resultado final con el precio tampoco lo hubiera comprado.

Enorme floristería que resulta muy llamativa en una zona tan de barrio. Tiene dos plantas en las que puedes encontrar todo tipo de flores y plantas, además de otra parafernalia relacionada con las flores y la jardinería.
Me encanta el hecho de que tengan todas esas plantas y flores a la entrada de la tienda, sobre todo el carrito de bebé antiguo a modo de macetero. Pero lo más interesante es que esta floristería ofrece talleres (eso es lo que significa «workshop»), en los que podrás aprender a hacer centros y otros detalles.