The Paso

Packed bar with real men. No hidden agendas bear bar. Friendly patrons great strong drinks and friendly bar tenders. Hard to walk thru on Friday night but worth it. Small bar my husband was a favorite there even got a guy slapped by his boyfriend for flirting. A great place to meet a hot guy or a few hot guys. Worth trying

Muy cómodo. Buenos vídeos musicales. Es un pasillo estrecho básicamente pero el ambiente es muy bueno. Tienen 2×1.

Casi siempre que he ido estaba hasta la bandera, y en esta ocasión, celebrando el noveno aniversario, pues más todavía.
Voy a empezar con las cosas malas y luego paso a las buena. Encabezando las malas, EL CALOR Y LA HUMEDAD. Madre mía, que en mayo hiciera ese calor… no quiero pensar lo que será agosto allí!
Luego las copas: entre que con el calor se derrite el hielo a toda pastilla y que la tónica la ponen caliente y se le va el gas, pues eso, que las copas no es que sean la experiencia de mi vida.
Por último, como ya he dicho, siempre que voy está petado y puede ser bastante agobiante, especialmente gracias a su forma de pasillo alargado, que para mas INRI tiene el guardarropa según entras, de modo que los que esperan a dejar el abrigo bloquean la puerta totalmente. Por suerte, la zona junto a los baños, tras las escaleras, suele estar mucho más vacía y se puede estar sin que te claven el codo continuamente.
Ahora lo bueno: La gente está siempre DE BUEN ROLLO y es MUY DIVERTIDO. La música suele ser comercial con algún guiño a lo indie, y siempre con proyecciones de videclips y actuaciones en directo en sus gran pantalla. Nunca me ha faltado mi par de canciones de Kylie para bailar. Además, la mezcolanza de público es bastante curiosa y te encuentras de todo, lo que aporta frescura al local (me recuerda un poco al público de los locales de la Latina)
Por último, tienen Happy Hour hasta las doce, lo que siempre es de agradecer.

Otro de los míticos de Chueca, y uno de esos que me daban auténtico TERROR hasta que alguien me llevó un día, y me descubrió que es de los más divertidos. La única pega que tiene es su forma, una especie de pasillo, estrecho y alargado, donde el público se hacina alrededor de una barra. Pero, oh sorpresa, los camareros son tremendamente eficientes con la gente que se agolpa en ella, así que casi no hay que esperar pese a que esté de bote en bote. Y os aseguro que se pone de bote en bote porque tienen hora feliz, que no abunda demasiado en Madrid.
Pero lo más divertido del The Paso es el ambiente. La música devanea entre lo petardo y lo indie (!). Sí, habéis oído bien, lo indie. Llegar al The Paso y ponerte a bailar Robyn, temas desconocidos de Kylie o The Presets es todo uno. Y eso, obviamente, sorprende a los que estamos cansados de ver casi siempre la misma música chunga en Chueca. También se dan sus licencias, que todo hay que decirlo.
Para mí, es como trasladar un pedacito del Triángulo o Little Chueca (la zona de La Latina comprendida entre las calles Paloma, Humilladero y Calatrava) al barrio de Chueca. Ambiente divertido, gente interesada en bailar pero también en relacionarse y precios más o menos populares. Una de esas rara avis de las que cada vez hay menos.