Por fin un lugar de masajes auténticos en Madrid. Es curiosos porque esta algo escondido. Cuando llamas, porque hay que reservar, te atiende un hombre. Es un lugar con una decoración sencilla y acogedora. Diría que es una mezcla de decoración escandinava y tailandesa. Las masajistas que te atienden son nativas. Esta yuko y sangpanya. Son malísimas. Te llevan a una sala donde te informan de los tipos de masajes que hay y donde les cuentas un poquito si tienes dolencias o que tipo de masaje te gustaría. Después te quitas los zapatos y te llevan a una de las salas de masaje. Es increíble lo grandes y cómodas que son sus camas de masaje. Me encantan. El masaje me parece el mejor que he probado. Son muy profesionales. Salgo de allí muy relajado. Y a la semana siempre vuelvo. Excepcional.