Soy un clásico. Al menos eso me gusta pensar a mí, que cada vez que voy a una peluquería me aseguro antes de que me afeiten«como se afeitaba antes», que es lo que le oí a un señor decirle a su hijo cuando el peluquero deslizaba la hoja de la navaja por mi cara. Digo yo que es como se afeitaba antes y también como se afeitaba ahora, porque la verdad es que el arte del afeitado no ha cambiado en demasía… Total, que me planté un día por allí con un poco de prisa, porque tenía unos pelos terribles y necesitaba deshacerme de mi melena, pero también porque llevaba casi dos semanas sin afeitarme y empezaba a parecer un sintecho. Y como se me había pasado pedir cita en mi peluquería de referencia, después de dar un pal de vueltas por el barrio me metí en esta, que cogen gente sin cita. La peluquería está un poco anticuada, pero lo que me hizo gracia es que tienen a hombres y mujeres juntos. Yo siempre había ido a peluquerías para uno u otro sexo, así que me sorprendió bastante. Me atendieron en seguida y el corte fue bastante bueno(y muy rápido) así que acabé bastante contento. Sin duda, si tengo que repetir, repetiré. Quizá a la peluquería le falta, eso sí, algo de encanto.
Pedro D.
Classificação do local: 3 Madrid
Me parece sorprendente ver tantas peluquerías en la ciudad y de tan diferentes estilos. Desde pequeño mi madre me llevaba a una tradicional peluquería, sólo para hombres, donde cada 4 meses me lavaban y cortaban el pelo. Los varones aunque muchos lo nieguen, se toman muy en serio la elección de peluquería. Ahora las hay de todo tipo, algunas que parecen o son también bares, otras que son boutiques donde venden cualquier cantidad de cosas, hay para todos los gustos. A mi me siguen y seguirán atrayendo las tradicionales, como la Peluquería Sanabria. Este lugar es pequeño y sencillo, tiene 4 sillas especiales dos para hombres y dos para mujeres, además de una mesa para manicura. La mayoría de la clientela son varones. Hay dos personas que se encargan del trabajo masculino, un joven de no más de 35 años que por su propio aspecto se ve que domina las técnicas y los peinados modernos y un señor mayor que simplemente al verlo, uno sabe que tiene amplia experiencia y que domina la profesión. El resultado siempre es positivo sin importar quien realice el trabajo. Por tan sólo 10 euros el corte y 15 con lavado, uno siempre saldrá satisfecho de esta tradicional negocio, con décadas de experiencia.