Royal Cantonés

Es de los sitios que le daría casi 4 estrellas, pero de momento lo dejo en 3 porque hubo cosas que no me convencieron.
Lo que más me llamó la atención de este local nada más llegar es la cantidad de gente que había. Eso no es problema del restaurante, al contrario, ellos estarían encantados y además han aprendido a atender a la gente rápidamente para ir llenando y vaciando mesas sin parar. Pero al menos a mi, que un restaurante se haga tan famoso y yo que voy con mi reserva, me gusta poder disfrutar de la comida y no que en menos de una hora ya estamos despachados. Y además viendo como la entrada no para de llenarse de gente que incluso van eligiendo ya sus comidas para ir luego más rápido.
Aparte de eso, tengo que reconocer que la comida merece la pena. Tiene una carta bastante amplia y con platos que no son normales encontrar en otros chinos. No nos lanzamos a la aventura con comida muy «extraña». De primero pedimos los bollos de pato y boletus y fue lo último que trajeron y además se equivocaron por empanadillas de pato. No dijimos nada porque tambien era una de las opciones que barajamos y estaban ricas. Pero no era lo que pedimos.
Luego optamos por la cazuela de berenjena y carne picada acompañado por arroz de la casa. Los dos platos estaban buenos, sobretodo la berenjena, y con cantidad más que suficiente.
Para rematar tiramos por un plato muy light, panceta de cerdo. Uf no puedo decir que estuviera mala, pero demasiada grasa y un plato era demasiado. Salí con sensación de que mi tripa flotaba en aceite. Prefiero los torreznos de cualquier bar español.
No pedimos postre ni café porque tanta prisa por servirnos acaba agobiando. Y fue una buena decisión porque encontramos una cafeteria cerca donde pude disfrutar un matcha con judias rojas rico.
La factura creo que tenía un precio bastante aceptable.

Un sitio muy recomendable con una gran calidad y un precio bastante aceptable.
Probamos el famoso plato combinado cantonés que estaba bueno pero no fue lo que más llamó mi atención. Unos dim sum de langostinos y carne y otros de pollo trufa y boletus y los canelones de vieras, todos, riquísimos. Pero, sin duda, el plato estrella fue las vieiras con ajos y fideos que estaban exquisitas.
Todo ello más una cerveza 25 € por persona. Además las raciones eran bastante abundantes.
Volveremos seguro porque había otras muchas cosas en la carta que me quedé con ganas de probarlas.

After ten days in Spain, we needed a break from all the traditional Spanish food — we had a little too much jamon and too little fresh vegetables. Imagine my surprise when I found an authentic Cantonese restaurant on Unilocal,just down the metro line. This restaurant is in a more residential area of Madrid, but it was definitely worth the trek. Everything tasted great (it was so nice eating vegetables again!) and just like what we would get back home. We also got some bbq pork buns to go and picnicked in the park. I would highly recommend this place if you need something different from the nightly tapas crawls.

Muy buena experiencia en el Royal Cantonés. Situado en una calleja de Usera, el «Chinatown» castizo. Por fuera es un local un tanto insulso, vaya un chino más. Una vez traspasada la puerta, se accede a un comedor también muy soso, pero lleno y doblando mesas, algo que sorprende en vista de lo escondido que está el sitio y lo matado que está el barrio.
Y es que aquí la gente viene por la comida, y «se la trae al pairo» la decoración y el postureo. Además, con unos valedores como los ilustres gourmets Echanove e Iturriaga, nos daba la impresión que este sitio no nos iba a defraudar.
Sirven recetas de cocina cantonesa, todo muy fino y bien elaborado, nada de platos grasientos y saturados de glutamato.
Cuatro personas, pedimos, todo a compartir:
Baos, bollitos al vapor rellenos de lomo de cerdo. Vienen dos en la ración, sorprendentes.
Tallarines fritos con carne y vegetales. Son tallarines tipo soba, de los finos, muy delicados.
Arroz frito con vegetales. Suelto y sabroso, hecho con un fondo de caldo de verdura.
Cazuela de berenjenas con carne picada. Melosas y un poco picantes, servidas en una cazuela de hierro caliente.
Calamares salteados con crujiente de ajo y jengibre. Más que salteados vienen rebozados y con una potente mezcla de especias.
Unos dim sum de carne y otros de cangrejo real con langostinos (ponen cuatro por ración).
De postre unos bollitos rellenos de pasta dulce de judías y pasta de Malasia, una especie de bizcocho caliente, con un sabor parecido a una magdalena. Ambos dulces sin ser empalagosos.
Una cocina sorprendente y muy elaborada. Todos los platos entre muy buenos y sobresalientes, en especial los dim sum y las berenjenas. Nos quedamos con ganas de probar más cosas porque la carta es amplia y merece una exploración más a fondo.
Para beber una botella de albariño fresquito y varias cervezas. Salimos a unos 20 euros por barba, excelente rcp, no se puede pedir más. Todo un descubrimiento este Royal Cantonés, pasa a convertirse por méritos propios en nuestro chino de cabecera. Para recomendar y volver muchas veces.

Lo malo de las muy buenas críticas es que posteriormente te dejan con un sabor agridulce, y no lo digo por la salsa, aunque sea una salsa china. Más que «chino», es cantones. Aquí no se suele encontrar la típica comida que se puede comer en otros chinos, aquí tienes pato en varias formas, canelones con vieras, panceta curada, manitos de cerdo crujientes o ensalada de medusa. Esto no se trata más que una de las variantes de la comida china, cuán grande es como su extenso país.
A mí no me pareció una comida llena de sabores, ni de una calidad exquisita. Los Dim Sum estaban muy buenos, el Arroz con carne Asada o el Pato Asado. Cumple con su cometido, pero deja que desear en algunos platos y en la atención, que las camareras parecía que querían irse más que atender a las mesas. La decoración del local tampoco es nada del otro mundo, pero se agradece no estar plagado de gatos moviendo el puño o cuadros de cascadas infinitas.
No obstante, aunque la comida sea aceptable, la fama juega una mala pasada en este restaurante. Las expectativas eran altas por eso cuando fui me sentí algo frustrado. Volveré, esperando que sea una repetición mejor que la primera vez.

Debo ser la última persona del planeta en ir al Royal Cantonés y, tras ir, también os digo que no hubiera pasado demasiado. Teníamos una reserva para seis personas con la que pudimos sentarnos 45 minutos tarde porque se les había ido de las manos el asunto y, como nosotros, otros dos grupos del mismo calibre. Esperamos de pie en la pequeñísima entrada, flanqueados por las fotos de Juan Echanove y la infanta Elena, todo ello abundando en un gusto terrible por lo kitsch a pesar de su falta de decoración.
Cuando conseguimos sentarnos nos trajeron las cartas y, al rato, nos preguntaron por la bebida. Creo que, al no hablar ellos castellano ni nosotros su idioma, entendieron lo que quisieron y trajeron lo que pudieron, teniendo que llevarse la mitad para traer lo que realmente queríamos. Era ya casi la hora del postre y no habíamos pedido la comida.
Luego pedimos lo que buenamente entendimos porque no es la comida china occidental a la que estamos acostumbrados y ellos no sabían recomendarnos por los problemas idiomáticos anteriormente mencionados. Empanadillas de pato, canelones de ternera, de gamba y de vieira, arroz con verduras, tallarines mixtos, carne asada variada y una cazuela de tendón. Lo más sorprendente fue esto último que, en mi opinión, es muy parecido a nuestros callos tanto en sabor como en textura, aunque llevan alguna otra especia; en cuanto a lo demás, fácilmente obviable y oscilando entre lo normalito y lo desechable. A esta última categoría pertenece, indudablemente, la masa babosa de los canelones que hizo que a una de mis amigas se le quitasen las ganas de seguir comiendo. Sinceramente, yo me esfuerzo por probar la comida china tradicional y siempre termino diciendo que lo mío es el pollo al limón y el arroz frito con gambas.
Aún así, creo que volveré a darle otra oportunidad en un día más relajado y que permita un mejor estudio de su carta porque creo que gran parte de mi desazón se debe a la experiencia general y no a la comida. De hecho quiero probar otras especialidades a las que no esté acostumbrado mi paladar, pero necesito que el servicio no me desencante cuando tanto lo necesito.
PD: de los baños cuyas puertas no cierran mejor no hablamos.

Un chino de verdad en medio del Chinatown madrileño en el barrio de Usera. vale la pena bajar al sur de Madrid para ver este interesante barrio chino y poder comer en uno de sus restaurantes de chinos y para chinos. A mi me gusta mucho la selección extensa de Dim Sum al vapor de todos los tipos. Te puedes pedir un par de cosas para compartir y dejarte aconsejar.

Reading so many positive reviews, and even hearing from my students that this place was legit, I walked through the door with lots of optimism. The interior is predictably kitschy, somehow adding to the promise of higher-​than-​average quality fare.
Maybe I ordered the wrong thing.
For me it was the sweet-​and-​sour ribs. The boring sauce, the tough, stringy texture, these things had me feeling sad that the meager portion of rice with which I’d been tempering the meat ran out so quickly. When I use my imagination, I could see myself enjoying popping a riblet into my mouth and gnashing the meat from it with my molars — sitting at a rainy little café in a 5^th-​rate Chinese city. In Madrid, in a generic restaurant, it seemed to make less sense, and felt like more of a hassle than a glimmer of authenticity.
My girlfriend had some specie of fried noodle plate, which she reported as «good, but not worth the trip across town».
We left there unenchanted. There’s another review here that does well to describe why, saying that this place is good in the context of Spanish Chinese restaurants but would go out of business immediately in the US. Let’s read that two ways: on the one hand, the place was full of Chinese people and so there’s a fair chance that what we didn’t like was authentic Chinese food. On the other hand, I’d argue that this place is the last stop for Westerners dying for «good» Chinese in town and those poor souls will feel like we felt, saying «well, we tried».

If this was LA, NY or Even Seattle, Royal Cantones would be relegated to the bottom of the bin. But this is Madrid, where decent Asian food is ridiculously hard to find. For Madrid’s standards, RC is really good. For those of us used to authentic Chinese food, this is passable. I would skip the bbq pork, though.

Genial la experiencia!!!
Fui hace unos días para celebrar una cena de amigos, fuimos 9 personas y fue estupendo tener una mesa redonda con parte giratoria jajaja, en cuanto subió el alcohol eso fue una tracción única jajaja. Pedimos botellas de vino, cosa que se nos fue de las manos porque pedimos 4 botellas!
En cuanto a la comida pedimos entrantes y platos para compartir y luego cada uno escogió un plato. Para compartir fueron rollitos, empanadillas y unas empanadillas de gambas dos platos de arroz con verdura y dos platos de tallarines con verdura. Intentamos que fuese con verduras porque había dos vegetarianos. Anotación que hago es que tampoco hay mucho, muchísimo plato vegetariano entre lo que elegir.
Después cada uno pidió un plato, yo me decanté por el pato porque me lo había recomendado, muy rico, sobre todo con la salsa que le ponen. Todos probamos de todos los platos y para mí lo más rico fue el lomo asado y los tendones de ternera! No sabéis que rico por dios!
Para el postré todo el mundo se pidió las tartaletas que parecían postres de Belem pero yo me decanté por unas bolas que tenían dentro yema y estaban buenísimas la verdad. Tardaron en sacarlas porque las hicieron en el momento y luego estaban muy calientes, pero fenomenales. La sensación fue de comer pero no muchísimos, así que no iba rodando.
También de lo mejor los precios de las copas, 4 euros, por lo que nos tomamos las primeras ahí. Claro, con todo eso se nos fue de las manos, unos 250 euros la cuenta, pero más que nada por el vino y las copas. Porque luego los platos son bastante económicos y las raciones son abundantes.
Muy recomendado!

Después de leer los comentarios de los demás Unilocalers, fue de cabeza a mi lista de pendientes!
Y por fin llegó el dia, despues de callejear un rato, encontramos el Royal Cantonés haciendo esquina, con sus cartelitos de recomendaciones en la entrada.
Nada más entrar, una pecera con bogavantes (aaarghhbogavanteeaarghh)
Cervecita Kirin para ir leyendo la carta… y esta fue nuestra elección (gran parte basada en los comentarios Unilocalers del lugar!) De precio muy ajustado, genial!
— Canelones rellenos de vieira (ricos, pero algo sosillos)
— Rollitos de primavera (los de siempre, nunca fallan!)
— Fideos de la casa (salteados, con verduritas, carne y gambas, muy ricos)
— Barbacoa Cantonesa (lo mejor de la carta! trocitos de pato laqueado exquisitos, panceta con una corteza crujiente, carne de cerdo que se deshacia en la boca, pedacitos de ternera melosos… mmm!)
— Gyozas a la plancha (otro clásico de la carta!)
— Cazuela de berenjenas y carne (mano a mano con la barbacoa cantonesa, el mayor MUST de la carta! y eso que habiamos acabado, pero no me quería quedar yo con el gusanillo de haberla probado, y eso q no soy mucho de verduras!)
— Sake calentito para acabar ^_​^
Resumiento, que merece muchisisimo la pena acercarse al China-​Town Madrileño, sobretodo para zamparse esa peaaso de Barbacoa, y la cazuela de Berenjenas, tremendisimas ambas!

Si conocéis la expresión «El chino de chinos» mucha gente dirá que este restaurante le hace honor. Y no solo porque el restaurante típicamente se vea lleno de comensales asiáticos, si no porque además se puedan degustar platos de comida típica del país y no sucedáneos (pollo al limón) creados para contentar a los paladares de clientes europeos.
Pero yo, sin embargo, tengo que discrepar. Este restaurante tan bien recomendado tanto por amigos Unilocalers como por reputados blogs de comida, dejó en mí una «agri-​dulce» sensación.
La decoración, que en un restaurante chino es muy importante, no es nada especial ni remarcable que no se haya visto en mil restaurantes asiáticos, incluso sin ser chinos.
El servicio, sin ser malo, me dejo un poco insatisfecho, y me explico, porque nos atendieron perfectamente, pero a los camareros les costaba un poco entendernos y no se conocían muy bien los platos hasta que no se los marcábamos en la carta o quizás solo fue mi sensación.
De la ubicación cabe destacar que para mí lo hace entre un poco misterioso por un lado (un restaurante chino en Usera con buenas recomendaciones) y por otro lado un poco inaccesible (puff ir a Usera a cenar da mucha pereza).
Y ya por último, pero no menos importante la comida, que es a lo que hemos venido aquí, es buena pero no maravillosa. Nosotros pedimos Dim Sum, Pato asado, berenjenas, y tallarines (os digo los números que luego viene muy bien: 1, 55, 113, 152) y todo estaba bueno pero nada que no hubiera comido antes en otros restaurantes.
Así que sintiéndolo mucho pero bajo todas estas apreciaciones no puedo más que dar tres estrellas a este restaurante y esperar que algún día vuelva y que mejore mi experiencia.
Zhù nín ho wèiku

Seré la nota discordante y de verdad espero cambiar la reseñà la próxima vez que vaya. El sitio está bien pero no me pareció la bomba. Lo mismo tenía las expectativas muy altas después de muchas recomendaciones :(
El lugar es un restaurante normal, pese a ser asiático no tiene muchos elementos típicos (como las cascadas y tal), algo que se agradece. Tomamos Dim Sum (están muy ricos la verdad), pato asado (que ni fú ni fá, tenía bastante hueso), también probamos las berenjenas, una cazuelita que no me pareció muy sabrosa.
En general es un restaurante correcto, si estoy por la zona me sentaré a tomar algo seguro, pero no creo que vuelva a ir específicamente ahí, es muy normal.
Ójala tenga que editar la reseña :(

La recomendación de El Comidista no ha hecho sino certificar un hecho: que los mejores chinos pueden no estar en el centro de la ciudad, y que hay lugares que, definitivamente, merecen la pierna (esto es, el paseo). El Royal Cantonés está alejado del centro de la ciudad (entre Usera y Almendrales, que tampoco es que esté lejísimos pero un paseo hay que darse si no vives en los alrededores) y se enclava en una zona que de un tiempo a esta parte, se está convirtiendo en el Chinatown castizo. Un lugar donde se mezclan inmigrantes de nacionalidad China con los vecinos de Usera de toda la vida.
Desde que el Ni Hao y yo (un chino que hay en la calle Silva y que ha venido siendo mi referencia los últimos años) nos estamos tomando un tiempo (su calidad ha mermado estrepitosamente, y últimamente ha habido cosas que no han terminado de convencerme), sigo en busca y captura de un restaurante de comida china realmente bueno. Y aunque me pille lejos, no se me caen los anillos por decir que este lo tiene todo.
El Royal Cantonés es una pasada. El restaurante, la verdad, no es nada de este mundo. Y sin embargo, la comida es exquisita y auténtica. Yo ya había leído sobre él en 2011, en la reseña de Xiao, y después en la de Alberto. Desde entonces llevo media vida intentando convencer a alguien de que me lleve. Pero no ha sido hasta su reciente exposición mediática que lo hemos organizado. Por eso me gusta tanto Unilocal: te enteras de las cosas antes de que se hagan famosas a rabiar.
Bien es cierto que nos costó bastante que nos atendieran al principio. Caía un sol de justicia en Madrid, y los camareros pasaban por la sala sin levantar la vista. Pero una vez hicimos el primer pedido de refrescantes, todo fue muchísimo mejor. Pedimos una cantidad ingente de comida, ayudados por nuestra camarera, que nos recomendó algunos platos y valoró las cantidades que comeríamos. Y la verdad es que sobró un poco, pero tampoco demasiado.
Destaco por encima de todo tres cosas: la barbacoa cantonesa, que estaba ESPECTACULAR; el pato cocinado a baja temperatura, que era un escándalo y los dim sum. Si yo pudiera comería exclusivamente a base de dim sum, porque me encantan. Entre lo que menos me gustó, una especie de canelón relleno cuyo nombre no recuerdo, pero que me sobró totalmente. También estaban buenos los langostinos picantes (aunque no eran muy picantes) y algunas verduras que nos pusieron, una de ellas concretamente creemos que era hinojo.
Al final de la comida, el camarero se acercó a ofrecernos un licor, que debía de tener más alcohol que el alcohol de botiquín y que casi hace que me saquen de allí con los pies por delante. Mis amigos, los muy inconscientes, repitieron chupito. Yo no sé cómo a día de hoy siguen con vida, si eso tenía una cantidad de alcohol como para emborracharse oliéndolo nada más.

Nos plantamos en este chino, absolutamente fuera del circuito por el que nos solemos mover, por expresa recomendación del mismo en El Comidista, donde se señalaba como el mejor chino de España (al menos en calidad/​precio), y la verdad es que triunfamos como la Coca-​Cola.
El sitio está decorado bastante sencillo, con su puntito hortera, pero las mesas son de las de plataforma central giratoria, de modo que se puede acceder a todo el despliegue de platos cómodamente. El servicio, además es rápido y atento.
EN cuanto a platos a recomendar, aunque estaba todo bastante rico, quiero hacer hincapié en las berenjenas y en el pato en todas sus variedades, pero especialmente en el pato Pekín y el cocinado a baja temperatura, que además están muy bien presentados. Ah, y el dim sum, buenísimo también!
Ahora, no pidáis un tinto de verano que no saben lo que es!
Y por último, cuidado con el sake de sorgo arroz y guisante del chupito final, que es un 62% de alcohol y te quema todo el tracto digestivo según baja!
Una experiencia a repetir por 25 euritos por barba. UN GRAN SÏ!

La buena fama que precede a este restaurante chino es totalmente merecida. Aunque la comida cantonesa es menos picante que la comida china que yo comía cuando estuve viviendo en Pekín, en casi todos sus platos pude encontrar sabores, olores o texturas que me recordaron a la comida que disfruté durante mi estancia en China.
Un restaurante fantástico donde vas a comer de maravilla por un precio buenísimo. De los platos que probamos nos gustaron especialmente, las ancas de rana, el pato a la pequinesa (muy logrado), las manitas de cordero, las berenjenas con carne picada (deliciosas) y los hojaldres rellenos de cerdo.
La carta es extensísima, como sucede en China, así que habrá que repetir una y mil veces para probar platos nuevos.

Íbamos con grandes expectativas al cenar en este cantonės. Había recibido muy buenas críticas de su comida y de los precios y ayer nos decidimos y lo probamos. Cuando nos sentamos a la mesa pasaron como unos quince minutos antes de que alguien nos hiciera caso y después de mucho insistir nos trajera las bebidas. Para apuntar lo que queriamos cenar también tardaron otros diez minutos más o menos en hacernos caso.
Lo mejor de la comida que pedimos fueron las ancas de rana, carne para compartir, los fideos fritos con carne y las bolas de carne de cerdo al vapor. Lo peor fue la verdura. No os dejéis embaucar por el cantonés camarero que después de llevar cuatro platos distintos para cinco personas dice que no hay suficiente y te convence para pedir unos cuantos más.
Por supuesto, no pudimos tomar postre. Estuvimos intentando que nos trajeran la carta de postres durante media hora y desistimos pidiendo en cambio la cuenta, que a su vez tardaron como otros quince minutos en traerla y todo porque fuimos a la barra a insistir.
Aunque la mayoría de lo que pedimos estaba rico no nos atendieron nada bien, bueno es que era como si no existieramos, y los precios eran muy normales.
Hubo varías cosas curiosas. La primera es que el precio de todos los platos de marisco estaba en cantonės, por lo que deduzco que el plato debe estar muy bueno pero vetado para los no cantoneses; segundo, había muchos asiáticos cenando juntos y armando un lio con sus gritos de tres pares de narices; y tercero, todos los camareros pasaban por detrás de una columna que teníamos cerca y nunca nos miraban. Fue una sensación muy rara.

Buena comida asiatica, te sales de la tipica comida china de cerdo agridulce, arroz tres delicias y… la comida es impresionante., buen servicio y precio ajustado ¿que mas se le puede pedir?

Buscando en Unilocal encontramos este restaurante con muy buenas criticas en una de las calles que están más llenas de comercios regentados por chinos del barrio de Usera y raudos nos encaminamos a probarlo.
Nada mas entrar te da la sensación de ser el típico restaurante con una decoración bastante austera, aunque limpio y sin el típico olor a comida que suelen tener estos locales, cual es de agradecer. Pero lo mejor es que había bastantes chinos comiendo allí, lo que ya indica que la comida debe ser buena y auténtica.
Y pronto nos sumergimos en su interesante carta repleta de platos que no habíamos visto en la vida. No nos atrevimos a innovar mucho con tendones o patas con diferentes preparaciones, así que nos decantamos por uno de los muchos tipos de dim sum que tienen, empanadillas, unos rollitos muy buenos y ligeros, setas con verdura y salsa de ostras, unos fideos buenísimos y un arroz mixto con salchichas chinas que estaba espectacular.
Además tienen multitud de sopas y platos de pescado. Lo único que no tienen son postres, aunque nos sirvieron una sopa con leche y sabor a coco con una especie de bolitas transparentes que estaba muy buena, y chupitos de orujo de parte de la casa.

Restaurante de Cocina cantonesa auténtica. Calidad y pulcritud.
Mucho se habla sobre la ausencia de restaurantes chinos de verdadera calidad en Madrid. He aquí uno y de los buenos.
Su carta no es muy extensa … pero, a cambio, es excelente.
Limpio, pulcro, bueno, amable, auténtico.
Lo Recomiendo sin ningún pero.
Y lo digo con conocimiento de causa… pues soy de origen chino y conozco a la perfección sus diferentes estilos culinarios.
Recomendable 100×100 !

Auténtico. Genuino. Rico. Bueno. Cantonés de Verdad. Buena relación calidad-​precio. Trato delicado y amable.
One of the few cantonese in Madrid and by far the best one. Compares favourably with cantonese restaurants in London or New York.