Pimiento Verde

Local friends took us here. Love the food! Sangria is one of the best I’ve had.

Un vasco de tapas en madrid, es una franquicia.
Calidad precio ok.
Camareros muy majos.

Este es uno de esos sitios a los que voy única y exclusivamente, si mi jefe quiere comer conmigo, ¿por qué? por que paga el… totalmente. Tu miras los precios en la carta y se te ponen los ojos en blanco y empiezas a hacer cuentas de cabeza y piensas en todas esas necesidades primarias a las que tendrás que renunciar por comer en este sitio.
Para ser justos la comida esta bastante buena, sobre todo el solomillo y las croquetas que están exquisitas, pero vamos, que por muy rico que este todo y por muy «enelbarriodesalamancaqueeste» no merece la pena el disgusto de la factura.
La decoración es rollo taberna/​asador castellano, dando a entender que esto es un restaurante de los de antaño y que eso estando en el centro de Madrid tienes que pagarlo, pero vamos, insisto, pagando lo que pagas por la comida, te podrían poner un asiento con respaldo y no un taburete.
En este sitio, ad hoc con la decoración, también hay un camarero que supongo que por lo borde que es será semidiueño del local.
Resumiendo, que se come bien pero que te lleven y haz como yo cuando voy con mi jefe que ni siquiera hago el falso amago de sacar la cartera.

Las flores de alcachofa son una delicia, buen sitio para tapear.

Muy bien para tomar tapas

¿Qué pasa si mezclamos cocina vasca con el barrio de Salamanca? pues que nos sale a deber, fijo. Normalmente los restaurantes especializados en gastronomía vasca ya inflan bastante sus precios (bajo mi punto de vista) pero es que si además la ubicación es en esta zona, apaga y vámonos.
Yo aquí terminé arrastrada por mi jefe (el pijo, ya os he hablado de él) no sé en qué momento se le pasaba por la cabeza que con la mierda que nos pagaba podíamos permitirnos tapear en este tipo de sitios.
El caso es que en el Pimiento Verde nada baja de los 8 euros en la carta de las raciones y el caso es que tampoco me parece que anden sobrados de calidad ni variedad.

Lo vasco está de moda, e ir de pintxos no es cosa de pobres, al menos no en el pimiento verde. Parece mentira que haya sitios donde por 2 euros te tomes una tapa de caerse redondo, y en la misma ciudad, un sitio como éste, que si te descuidas te toca fregar los platos porque no te llega el dinero. Mira que ya uno asume que le van a clavar x la zona en que está, pero…
Yo sólo he ido una vez, porque está en mi área de trabajo, y nos llamó la atención el nombre. Pensamos: uy, sí, ahora antes de irnos a casa una cervecita y un pintxito, ¿no? Pues más que pintxito fue clavo, nos cobraron una barbaridad (la friolera de unos 8 o 9 € por persona eh, no quiero ni acordarme) y encima el camarero fue bastante borde, que fue lo que más me molestó, pero eso sí, estaba muy bueno (el pintxo, no el camarero), faltaría más. Para cenar tendré que ahorrar primero.

Cuando en el barrio de Salamanca veo un restaurante con tantísimo espacio, sospecho. Porque adentrarse en las calles de Lagasca, Ayala, Claudio Coello, etc., es entrar en una nueva dimensión donde los restaurantes desde fuera parencen normales, no muestran síntomas de hiperpijismo, te tomas lo que sea tranquilamente y… ¡zas! ¡Hachazo!
Mi truco es ese precisamente: más espacio, más local, más precio. Está claro.
Precisamente por eso sólo he pasado a tomar un refresco y poco más, porque tienen carta de pintxos, pero después de volver de San Sebastián no me parecían comparables (y el precio sí era similar, alto). Tienen restaurante, con la clásica carta de carnes (que es lo que se entiende que hay en los vascos de Madrid aunque uego te vaya sa Bilbao a comer bacalao… cosas nuestras) y unos precios desorbitados, comparables al Asador Donostiarra, que tiene mucho más renombre.