Pequeños Placeres

No sé cómo será por la noche, con todos esos eventos de intercambio de idiomas y hora feliz, pero por las mañanas, para desayunos y tentempiés, es un sitio bastante agradable. Hay unas cuantas opciones diferentes, y la clásica de la barrita con tomate es un acierto. El público matutino también es muy tranquilo, muy de gente que trabaja por los alrededores.

Me ha hecho mucha ilusión ver que este sitio sigue abierto y tiene bastante éxito, sobre todo teniendo en cuenta lo que está sufriendo esta plaza desde que empezaron las obras del nuevo mercado de Barceló. Que por cierto, si no habéis pasado por allí a echar un vistazo, merece la pena que os acerquéis a ver el edificio que están construyendo, una de esas magníficas demostraciones de que Madrid a veces no puede ser más hortera en lo que a edificios nuevos se refiere. Una suerte de oda megalomaníaca en la que tres cubos se sujetan unos a otros y terminan conformando un horrible conjunto brutalista que no pega en el entorno ni con cola. Que sí, que el antiguo edificio tampoco es que fuera muy bonito, precisamente, pero es que lo de este CLAMA AL CIELO. ¿Por qué nos empeñamos en hacer siempre cosas TAN FEAS?
Terminada mi particular soflama arquitectónica y urbanística, diré que a mí este local me gustó siempre, así que muy mal tenía que ir la cosa para que no me gustase lo que habían puesto. Se trata de una cafetería, repletita de mensajes positivos, en la que te puedes tomar cosas hechas con mucho amor (literalmente, así es como lo venden), al tiempo que te recreas en simples mensajes bastante efectivos tipo «SONRÍE». Que parece una estupidez, pero con las prisas que llevamos últimamente, sonreír es una de las cosas que menos hacemos.
No probé tarta porque no les quedaba (qué pena), pero sí que puedo decir que me hicieron un par de cafés maravillosos, uno de ellos un poco más grande de lo normal porque a mí, el café solo me gusta minúsculo, pero el que es con leche, lo prefiero en tanque.

The bar is founded on the theme of «pequenos placeres» or «little pleasures.» The main bartender (and owner) is a strong promoter of these, believing the little things in life are what make life good. On one wall there is a board left available for patrons to put post-​it notes up of their little pleasures and you can have a fun time reading these. (For example, «Un cigarillo despues de follar).
But that’s not all that is good. The bar is also incredibly cheap, selling canas for .90, jarras for 1.80, and copas for 4 euro. It’s a very relaxed bar with music playing for only ambiance and not dancing, it’s the perfect place to pregame if you don’t do it at your house.
And the staff has to be some of the nicest at a bar I’ve been to in Spain, conversing about anything and offering help when asked.
I am a big fan of this little bar, and will continue to go here early in my nights in Spain.