Nunca me había llamado especialmente la atención hasta que un día a altas horas de la madrugada, volviendo hacia Gran Vía en busca de un autobús de vuelta a casa, una luz azul casi me deja ciego. Me quedé un rato mirando su escaparate y todos los modelos que estaban expuestos. Hace poco se gastaron un par de bombillas de mi habitación, las dos a la vez, vaya casualidad. Como a base de velas no se puede aguantar mucho tiempo, recordé esa tienda y la variedad que tenía y hacia allí dirigí mis pasos. Me atendió un chico joven muy agradable y me ayudó a decidirme, ya que uno se pierde entre tanto tipo de lámparas. Las tienen de todas las clases, incluso para uso industrial, para teatro y televisión, para coches y hasta para quirófanos. Una locura. Además, y por esto sé que volveré, hay modelos bastante originales, especialmente indicados para darle un toque diferente a tu casa o a tu habitación. En su luminoso dice que es la tienda de las 100.000 lámparas, no sé si habrá tantas, pero cerca andarán.