Una nueva estirpe urbana ha nacido, a la que yo denomino: pijos indie-moderniquis. Son el pijo de toda la vida, que un día cualquiera se pone un cinturón de tachuelas, una gorra de DC y escucha a los Strokes. Pues bien, este es su templo. Un garito que se suele tornar agobiante debido a la cantidad de gente(nunca he sudado tanto en mi vida), poblado por gente del tipo antes descrita, y, eso sí, con una muy buena música. En realidad, la música es lo único atractivo de este sitio, porque suele haber cola, cobran entrada y las copas son caras. Aún así, si te he descrito en el primer párrafo y no sabías dónde ir los fines de semana, ya tienes plan.