Mughul

Es sábado, queremos cenar y Malasaña está hasta arriba por lo que decidimos movernos a la zona de Conde Duque.
La calle San Bernardino está llena de buenas y exóticas opciones, somos 8 personas por lo que no terminamos de ponernos de acuerdo del todo, intentamos tirar por lo castizo pero es imposible, finalmente nos decidimos por hindú.
Tardan unos 5 minutos en prepararnos nuestra mesa, el local parece mucho más pequeño de lo que es, pues desde la entrada no ves que hay mucho mucho fondo.
Por una parte 4 personas decidimos pedir para compartir, la otra mitad de la mesa se organiza de otra manera.
Pedimos pollo tikka, ternera (¿ternera? Really?) ceylon que picaba como el infierno, cordero mughul y pollo korma, acompañado con arroz pilau (basmati con mantequilla, bien de mantequilla) y arroz fruti (lo mismo pero con frutos secos), pan de ajo y chapati.
Como me ha pasado en otros establecimientos hindúes intentan que pidas para una boda gitana, había dos personas que no tenían hambre y pidieron un principal y un arroz para compartir y el camarero no dejaba de insistir para que pidiesen más, y no le hacía demasiada gracia que pidiesen menos. Ese es otro tema, tuvieron un par de cositas feas en el trato que nos esperábamos un par de escupitajos en la comida.
Mientras esperábamos la comida e íbamos degustando unas Kobras nos trajeron papadum y salsa, una, que pasó sin pena ni gloria.
Las raciones son de tamaño comedido, típicas cazuelitas metálicas, pero que a base de acompañarlas de arroz y pan terminas bien-​lleno.
Lo que más me gustó fue el cordero, todo estaba bien salvo la ternera que parecía bañada en capsaicina, la dejé para probarla la última por el aviso de mis acompañantes y menos mal, no es que no me guste el picante, es que tengo una tolerancia baja y a mí si dejo de sentir los sabores como que no.
El arroz frutti no merece la pena, no nos gustó a ninguna de las 6 personas que lo probamos, más que frutos secos parecía que era arroz con la decoración de un roscón de reyes.
Se consumieron también mango lassi y chai latte, el primero no convenció a los expertos, el segundo recibió un aprobado-​bien.
Repartimos la cuenta pagando primero las partes individuales y luego el resto, los que compartimos salimos a 23 €.

El restaurante indio más auténtico de la ciudad. La comida es realmente buena, y el servicio es excelente. No es la mejor ubicación ni la mejor decoración, pero al final lo que mas importa es la comida. Tienen el mejor naan de queso de Madrid, los arroces muy buenos y todo lo que he probado siempre excelente.

Ya he dicho bastantes veces que soy muy fan de la comida india, y que me encantan sus colores y (aún más) sus sabores. Este restaurante está emplazado en la little Chinatown de Universidad (muchas de las calles que salen de la Plaza de los Mostenses tienen una enorme cantidad de comercios asiáticos) así que destaca este por encima de todos, porque al menos tiene una propuesta diferente.
Quizá sea por eso que su propuesta sea más cara. Pedimos brocheta korma y pollo tikka masala que, junto a un par de naans y samosas terminaron costándonos un ojo de la cara (60 € para una cena de dos). Si vuelvo, me aseguraré que sea mientras cuenten con un menú del día, porque vaya palo inesperado…