Esto es mi salón de belleza al que voy asiduamente para mis manicuras y pedicuras. Las dueñas son una hija y su madre que llevan muchos años aquí en España y se han formado para sobresalir en todo tipo de servicio de belleza — manicuras, tratamientos faciales, cavitación y presoterapia, y más. Yo he probado las manicuras y pedicuras normales(de hecho, «normal» es la palabra perfecta para ellas, porque ni me decepcionaron ni me impresionaron), un higiene facial con agua salina y oxígeno(genial, salí con la piel como el culito de un bebé), y lo que más me gusta, y lo que más me tiene enganchada al sitio: las manicuras semi-permanentes. Consisten en una manicura normal, más o menos, con la gran diferencia siendo que después de cada capa de esmalte(la base, las dos de color, y el topcoat), se meten las manos en una maquina de luz UV durante dos minutos para fijar la pintura. Y CÓMOSEFIJA. Yo soy bastante desastre con manicuras, que nunca me duran más de unos 4 o 5 días, que soy muy de manualidades y cosas así. Pero con las semi-permanentes, no os estoy mintiendo cuando digo que me valen para TRESSEMANAS. Y de hecho, podría durar más tiempo, pero como las uñas van creciendo dejan espacio vacío a la base y no queda bien después de demasiado tiempo. Pero bueno, ¡es imposible que no crezcan! Y por 22 €, tres semanas de uñas perfectas sin tener que pensar me parece estupendo.