Me había pasado por delante de esta peluquería anteriormente, fijándome en su interior retro. A decir la verdad creo que se trata de un vintage auténtico que ha pasado por la fase de viejo y trasnochado para engancharse de pleno en la moda del momento. Sea como fuese, me apetecía probar sus servicios ya que me paseo en bici vintage por Madrid y trabajo con antigüedades. Hace unos días por fin pude comprobar que también se saben su lección: un corte de pelo de señor clásico marchando. La maquinilla y las tijeras con dientes no me convencieron pero lo que cuenta es el resultado y mi «asesora de imagen» en casa me dio el visto bueno. Una pena solamente que no tuviera barba porque me hubiera hecho un tratamiento también. Todo funciona rápidamente y sin pedir cita, sin lavado de pelo ni espuma, muy al estilo de una peluquería de hombre de toda la vida. Una sugerencia para una imagen vintage más auténtica sería: batas de algodón blanco para los clientes en vez de la telilla de usar y tirar y un uniforme un poco hipster para los empleados: tirantes y bata o algo similar. Se lo recomendaré en mi siguiente visita, que tocará pronto.