Esta tienda de arreglos es de lo más agradable y de barrio. Un taller enorme donde siempre tienen plantas y puesta música clásica. La llevan dos hermanos con su madre siempre sentada ahí dando conversación. Los arreglos no los hacen en 24h pero te da igual, sales y entras siempre con una sonrisa, además de acordarse siempre de ti. Lo que más gracia me hace es que te manden un mensaje con: «Su prenda está lista para recoger». No hace falta pagar un adelanto y la ropa te la dejan impecable. Vamos que da gusto ir.