Este restaurante está en la misma calle que mi escuela de baile y como siempre me había llamado la atención y en su fachada pone que es sidrería un día arrastré a mi novio hasta allí para probar alguna de sus especialidades. Recomendaciones: solomillo al cabrales y arroz con leche caramelizado(ñaaaammmm), mi novio se metió entre pecho y espalda una fabada que, según él, casi lo deja inmóvil en la silla. Merece la pena, se come genial.