Mesón Andino

Solo 5 días he tardado en volver. Es que no me podía resistir a la cerveza artesanal que tan bien hablaban por aquí, y la empanada. Y que pena que no volví al día siguiente, porque que rico las dos cosas!!! Y todo por 5 €, así que de nuevo un 10 para Domingo, su amabilidad, y sus cosas tan ricas.

Bar de toda la vida, con solera… hasta con cuadros de toros, auuque eso es lo que menos me gustó. El dueño un tipo de Burgos, de un publecito, orgulloso de serlo.
Nos pedimos una cerveza «Chelita» artesana, de Burgos, muy rica con su paretivo correspondiente. Y par cenar, siguiedo las recomendaciones un lomito andino, que es como un bocadillo con mollete, de lomo, vegetal y una salsa algo picante que está de muerte, junto con la cerveza te cuesta 5 €. Otro sitio de los que me gustan en Malasaña, auténtico y con precios de barrio.
También ofrecían unas empanadas chilenas caseras que tenían una pinta escandalosa, pero no las probamos, eso si, queda pendiente volver. Así que desde aquí digo al señor de Burgos: See you, man!

Directo a mis favoritos. En pleno Malasaña, pero fuera del bullicio, se encuentra esta joya. Según su dueño, ha dejado pasar allí su juventud, desde 1977 lleva allí que es cuando dejó su Roa (Burgos) natal. Esto me produce un cierto toque de tristeza al comprobar que para que unxs tengamos ocio, otrxs lo pierden…
El Mesón Andino es un mesón de los de toda la vida que huele a auténtico. Aunque su nombre nos lleva a la cocina criolla, he de decir que se reconoce a Castilla León en cada poro del local y así encuentras grandes delicatessen que provienen de las tierras burgalesas.
Pero… Y ¿por qué Mesón Andino si todo huele a Burgos? Pues porque este bar hace un guiño a la cocina andina y ofrece unos sublimes lomitos andinos y unas llamativas empanadillas Chilenas, que aún no he tenido el gusto de probar. Por cierto, cuentan con una cerveza artesana (Chelita, se llama) que procede de Burgos que está muy bien y, si te la pides con un lomito, te sale por el módico precio de 5 euros. Esta cerveza la preparan de forma especial para este mítico bar y está hecha al estilo andino.
¡Ah! No se me puede olvidar. Aquí pides una cerveza y te ponen tapa, incluso si pides la Chelita y estás esperando a que salga tu lomito.

Un pequeño mesón en medio de Malasaña muy cerca del teatro Maravillas.
Precios bastante más bajos que los de la zona y encima te tienen unas ricas empanadas chilenas caseras.
Sin lugar a duda puedo decir que son las mejores empanadas chilenas que he comido en Madrid.
El hombre mayor que lleva el bar es muy agradable y junto a su rica comida invitan a volver a menudo (tal y como yo intento hacer)

El mejor lomito andino de Madrid, es imposible tomarse sólo uno…

Este bar es un ejemplo perfecto de lo que yo denonimo un bar Windows. Me explico: para mí los bares se dividen fundamentalmente en dos subcategorías, los bares Windows y los bares Mac.
Los bares Mac son bares de diseño, por lo general decorados en blancos, muy limpitos, con camareros jóvenes, nombres raros para las tapas, tiradores de cervezas brillantes y precios superiores al resto de bares. No molan.
Los bares Windows funcionan un poco como les da la gana, los precios son más bajos, tienen un cartel fuera anunciando la cerveza que sirven, la grasa de la comida se huele namás entrar y los camareros son viejos, llevan palillo en la boca y son preferentemente calvos. Como el Windows, suelen funcionar peor, a trompicones, incluso a veces se cuelgan, pero me resultan más familiares y más agradables, y en resumidas cuentas su oferta es la misma que en los bares Mac, pero sin tanta tontería.
El Mesón Andino está por encima de la media de los bares Windows debido a su pincho estrella, el lomito andino, un bocadillo con pan redondo que cuesta tres euros de lomo rico rico. Gran descubrimiento, sobre todo para la zona donde está. La brocheta de champis también merece la pena. A pesar de su nombre, no es una tapa vegetariana (otra carectirística del bar Windows: excepto la bebida, todo lleva carne).
En el Mesón Andino nos sirvieron rápido y bien. No hubo pantallazo azul.
P.d. No me olvido del Linux que en mi fastuosa (mi palabro del día) categorización correspondería, como os habréis imaginado, a los Centros Sociales Ocupados: en estos tomas cerveza y pagas la voluntad.

Servicio lento, local sucio, estalactitas de polvo, la verdad esque un poco harta del concepto bar tipico de madrid= basura en el suelo, servicio rudo y grasa por tapa… eso si, barato.

Que la calidad no está reñida con el precio es una verdad como un puño que muchos gerentes, véase dueños, de locales no están muy por la labor de aplicar a sus negocios. Por este mandamiento de mi propia religión me niego en rotundo a entrar en determinados lugares que o bien te sirven mierda por precios bajísimos o calidades abrumadoras con precios que superan a la paga extra.
El Mesón Andino es el claro referente de que se puede comer deliciosamente, en cantidades justas y a precios populares. Que esta afirmación es cierta lo demuestran la cantidad ingente de personas que cada día visita este bar. Ve, come en este sitio, pero eso sí, ármate de paciencia.

El sitio escapa por poco al bullicio de la plaza del 2 de mayo malasañera, pero los habituales del barrio saben que es un recurso en los momentos en los que nuestro hambre no tiene la paciencia que piden las colas de los restaurantes. Pese a su nombre y denominación, y desconociendo si en un primer momento sus responsables presentaban rasgos más definitivos, la gestión del salón corre a cargo de dos hombres (¿hermanos?), vestidos con sendas camisas azul funcionario, que se aplican ruda pero amablemente en complacer gargantas y estómagos de la parroquia.
No dejéis de probar sus montados de lomo (la propuesta estrella), sus brochetas de champiñones o sus empanadillas. Si os quedáis con ganas de más, sus alitas de pollo no os descubrirán ningún universo de sabor nuevo pero cumplirán la función que les encomendáis con aplomo. Los precios de su carta son mucho más que asequibles, circunstancia esta que os dejará el dinero justo para impediros abandonar el lugar sin probar su brebaje mágico, el Pisco Sour. En el momento en que lo pidáis, poned atención en la cara del camarero de la barra. Si pensábais que no era para tanto el dibujo pétreo de su expresión, esperad a contemplar el ejercicio stanislavski sabrosón a los mandos de la coctelera.

Qué placer encontrar pequeñas joyas en bruto cuando menos te lo esperas. Y así ocurrió con el Mesón Andino. Un día que fui a un teatro cercano con unas amigas decidimos comer algo rápido antes de entrar, pero no veíamos nada interesante en los alrededores, y el tiempo se nos echaba encima… De repente, dimos con esta tasca y decidimos entrar, aunque nos costó un poco: estaba hasta arriba. Con paciencia nos hicimos un huequecito en su minúscula barra y ojeamos la carta: todo muy barato, punto a su favor.
Sin duda lo más llamativo del menú fueron el lomo andino y las empanadillas chilenas, sus especialidades, aunque he de confesar que no probé ninguna de las dos cosas (¡sacrilegio!), sino que me decanté por el pincho de morcilla, que para nada me decepcionó.
Aunque el Mesón Andino pueda parecer un bar más del montón, que en el fondo lo es, la relación calidad-​precio que ofrecen es imbatible, y es por eso que es un valor asegurado si lo que quieres es cenar algo por poco dinero antes de ponerte manos a la obra con las copas.
Abren por la mañana pronto, pero cierran de 17:00 a 19:00, además de los martes.