De tradición familiar, esta churrería ha provisto de churros y porras a las mejores cafeterías del barrio. Tal vez el café no sea de lo mejor que tengan, pues oye, un chocolatito sabe tan bueno. Churros y porras ligeros de comer y sin tener la sensación de ser excesivamente grasientos. Es muy pequeñito, solo tiene la barra y un aforo de unas 20 personas. Eso sí, es un constante ir y venir de parroquianos.