Marco Aldany

Vivo al lado, y cuando me dijeron que había 30 minutos de espera y les pregunté que si podía volver luego me dijeron que no guardaban nombres. Punto negativo para ellos porque me hicieron esperar casi 1 hora.
La decoración y ambiente del local no es desagradable en comparación con otras peluquerías de la misma franquicia, sin embargo los sillones donde te hacen esperar son bastante incómodos.
El personal es bastante agradable, lo que puedes esperarte en un negocio de este tipo.
En cuanto al corte de pelo, aunque correcto, se nota cuando alguien sabe hacer perfectamente su trabajo, y aquí no saben. No me pusieron el alzacuellos y toda mi chaqueta se llenó de pelos, me movían bruscamente casi metiéndome el peine en el ojo, la forma de cortar matices como las patillas eran torpes…
Nunca me ha gustado mucho esta franquicia. Prefiero ir a peluquerías locales ya que, por regla general, suelen cuidar más a los clientes. Sin embargo a veces tienes que romper tus reglas…

Suelo venir aquí a cortarme el pelo por varias razones:
— Mi imposibilidad de ser fiel a un mismo peluquero. A mis 30 años todavía voy de flor en flor, y eso dice mucho de mi no exigencia cabellera… Mal.
— El trabajo no me permite pedir cita a horas decentes, y esto me lleva al siguiente punto…
— Mi cagaprisismo: cuando me entra la neura de ir a la pelu, quiero ir YA, y aquí no hace falta pedir cita y abren como hasta las 22:00 h.
— Lo tengo muy cerca de casa, por lo que es muy «covenient», que diría un angloparlante.
— De lunes a miércoles te lavan (con froti-​froti, que confieso que me encanta) y cortan por 10 € limpios.
Así que, a pesar de su fama (que también he experimentado), esta franquicia en concreto me resulta muy apañada. Y lo cierto es que las dos o tres veces que he ido las chicas que me han tocado eran amables y no me daban demasiada coba, que no soy yo muy dicharachera en estos contextos.
¡Ah! Justo al lado, pero como parte del mismo local (se comunican), hay una tienda de productos de peluquería.