Si a mí alguien me dice ahora mismo«¿cuál quieres que sea tu última comida en la Tierra?» no tendría dudas: sería cocido madrileño. Es uno de mis platos favoritos del mundo mundial. Ya sé que es muy chungo, que no es un plato nada elegante, y que es muy de lumpen, pero al fin y al cabo aquí todos somos hijos de la clase obrera, y en el fondo el cocido es un plato humilde, relativamente barato de cocinar(en casa). Digo en casa porque, salvo honrosas excepciones, el cocido es extremadamente caro en algunos restaurantes de Madrid, llegando a alcanzar los veintipico euros sin que nadie se despeine. Una de las honrosas excepciones es, precisamente, Los Nobles de Castilla, que por 16,50 €(un precio bastante decente) sirve su cocido madrileño casero incluyendo vino y postre. Y como el cocido manda, vayamos ahora por partes. Al llegar nos tocó esperar un buen rato(unos veinte minutos) porque nuestra mesa no estaba lista. El bar de abajo estaba repleto y en la calle hacía frío y llovía, así que esperamos en las escaleras que suben al comedor de la parte de arriba, un poco incómodos, viendo a gente subir y bajar. Cuando nuestra mesa estaba lista, nos dijeron que nos habían colocado en una un poco más grande para que estuviéramos más cómodos y que por eso habíamos esperado. Cierto, estábamos muy cómodos, pero la espera se me antojó un poco larga. Como íbamos hambrientos, pedimos el cocido y luego planeábamos pedir algún entrante. El camarero nos avisó de que iba a ser mucho, y la verdad es que es algo que luego agradecimos bastante, porque es verdad que este cocido es abundante. Pedimos al final unas croquetas que estaban buenas, pero un poco aceitosas. Y por fin, mi gran amigo el cocido. SOPA: rica, muy sabrosita. Yo me pongo malo cuando voy a comer cocido y me ponen una sopa sosa, la verdad, y esta se le notaba el fundamento. El fideo un poco pasado, y sin opción a repetir, que tiende a ser una de las cosas que te ofrecen casi siempre en todos lados. No me pareció mal que no lo hicieran: la gente tiende a llenarse con la sopa y no comer nada. No obstante, eché mucho de menos que no nos ofrecieran guindilla. Yo soy capaz de comerme una guindilla por cucharada, así que la eché mucho de menos. SEGUNDOVUELCO: garbanzos muy bien cocinados, no sé cómo lo hacen, a mí en casa nunca jamás me quedan así(a mi madre sí –no ha sido capaz de desvelarme el secreto). Jamón, patata y vegetales, muy correctos. Se echaba un poco en falta algo más de carne, porque quizá los garbanzos eran demasiados(es, en realidad, lo que llena) pero en general bien. Eso sí, craso error no incluir relleno o bola. Yo lo eché de menos un montón, es de mis cosas favoritas del cocido(mi madre no lo echa, pero mi abuela si hacía uno riquísimo, y lo echo de menos no sabéis cómo). Y ahí acaba mi plato favorito de la historia. El postre bastante bueno(yo pedí mousse de yogur, y me sorprendió para muy bien); la carta de vinos absolutamente inexistente(eché de menos alguna opción, pedimos un par de botellas fuera de menú, pero no había dónde elegir prácticamente) y un servicio un tanto despistadillo pero simpático.
Salvador G.
Classificação do local: 4 Madrid
Esquinazo a destacar en esa zona, en la que ponen botellines de mahou y si se tercia, te subes arriba y te comes un Cocido que lejos de la perfeccion, te quita el sincio de los domingos de resaca. Amables y limpio, ponen futbol cuando cae y pincho con la Mahou.
Francisco R.
Classificação do local: 3 Madrid
Los Nobles de Castilla es uno de esas tabernas-restaurantes que además son un sitio en el que echar la Quiniela o la BonoLoto. Para ello tienen un pequeño espacio dedicado en la izquierda de la barra. Y en un espacio con quinielismo al fondo no pueden faltar sus servilletas en el suelo, palillos tirados, trozos de tapas a los que les puedes dar una patada… y estando en la zona de «Puerta Cerrada» esto se junta con la mezcla variada de clientes que van del turista despistado, al cliente ocasional y los«muebles» habituales. Por supuesto, cuando llueve, aún echan serrín en el suelo. Me gusta su cocido madrileño de los domingos con su sopa servida en plato de barro. En la barra puedes encargar bocadillos que por algo más de la mitad del precio pueden convertirse en montaditos. Los camareros puede parecer que no son el colmo de la amabilidad pero no es así, su carácter castizo puede confundirte.
Ana L.
Classificação do local: 4 Madrid
Sé que en este bar se come de vicio, sé que además es bastante barato para lo céntrico que está, pero desgraciadamente no lo he probado. Lo que si he probado es a tomar cañas, vinos y refrescos pues este bar es de parada obligatoria cuando quedo con mi padre para pasear por el centro. Siempre nos apostamos en la barra y nos refrescamos con una cañita que nos de fuerza para seguir el paseo. En invierno la caña se convierte en vino, la «calefacción central» que le dice mi padre. Nos gusta parar aquí porque ya es como una tradición, pero es que además los camareros nos tratan de vicio. Nunca tomamos los pinchos, pero ellos siguen poniéndonoslos. La mujer que está a veces también es encantadora. Un día estuvimos hablando un cuarto de hora sobre lo que hacer con la colada los dias que llueve. Y es que de este lugar se puede pensar que es el típico impersonal, céntrico y para guiris, pero de eso nada. Es un bar de barrio en pleno centro de Madrid.