Después de más de medio año sin encontrar una peluquería que solucionara este pelo lacio que me deja el agua de Madrid(bendita no cal, jajaj), una compañera de trabajo acertó en recomendarme esta peluquería que, aunque quizá fuera algo cara, bien merecíà la pena. Y así fue. Llegué allí y desde el primer momento me trataron como a una reina. Me preguntaron qué corte me gustaba, por qué me lo quería cortar, qué estilo iba buscando… y todo ello antes de lavarme el pelo, lo que es todo un acierto porque nada está más alejado de un pelo mojado que un pelo seco. Así que el primer contacto, genial. El lavado de cabeza, un gustazo… por fin un lavacabezas que no me deja como a la Pozi, matándome las cervicales. Por último, el corte. Fantástico. Supo cortar exactamente lo que tenía que cortar y conseguir exactamente lo que tenía que conseguir. Cuatro tijeras diferentes utilizó(imaginaos mi cara de «whaaaat?»). Salí de allí la mar de contenta, con el pelo con muchísimo movimiento(lo que iba buscando) y sin florituras de gominas y geles que luego me compliquen el peinármelo en casa. El resultado de 10 y por 30 euros(lavar y cortar). Algo más caro de lo habitual pero que, como dijo mi compi, merece mucho la pena porque cuantísimas veces habré pagado 20 o 22 euros y he salido de allí pensando: «joe, esto me lo hubiera mi madre con los ojos cerrados…» Así que… ¡recomendable!