La Plaza de Chamberí

En este lugar tengo sensaciones agridulces, por varios motivos.
Empezamos por lo menos importante para mi, la decoración, algo recargado, colores chillones, muy tradicional y clásico, aunque he de decir que tenían unos grabados del Madrid antiguo muy interesentes.
¿Porque un tres y no un cuatro? ¿A pesar de que el servicio fue exquisito y la comida fue bastante buena?.
Un tartar de atún rojo muy rico, aunque muy especiado con salsa de soja, pero rico, y un arroz abanda generoso y con bastante sabor, el arroz en su punto y bastante «chicha».
De postre una tarta de chocolate decente pero no la recordaré por ser de las mejores que he probado (bastante normalita)
He aquí la solución de la estrella:
El tres es porque la comida es de calidad, está buena, de cantidad correcta, pero no es sobresaliente (entre el bien alto y notable), y sobre todo cuando ves la cuenta, los precios excesivos, 2.65 un café, 15 € un vino blanco de la casa normalito, 4,50 € un pan mas bien malo, medio litro de agua 2.70 y una tarta de chocolate mediocre 6 €, creoque el tartar también estaba un poco caro, ya que la cantidad no era muy abundante (21 €)
Por suerte íbamos con descuento, pero si no hubiésemos pagado por un entrante a compartir, un arroz, un postre a compartir, un café y el vino de la casa, 85 euros.
Creo que se paga mucho la zona, este restaurante en Vicálvaro costaría un 40% menos.
Para resumir, si me invitan iré encantado a comer, ya que la comida es buena, pero si tengo que pagar… me parece que no me ven mas el pelo por allí…

Hemos comido muy bien. De entrante hemos pedido un tartar de atún rojo que, aunque era pequeñito, estaba muy bueno. De segundo, queríamos arroz, así que hemos pedido un arroz abanda que era bueno, aunque con poco relleno. Todo ello regado por un vino blanco de Ciudad Real que estaba muy bueno a pesar de ser el de la casa y costar 18 euros y pico. Para finalizar ha caído una tarta de chocolate, que no ha sido lo mejor porque era un poco ‘mazacote’. Todo estaba rico, pero no puedo decir que me haya emocionado. Todo era correcto, pero no había nada que despuntase. Bueno sí, llama la atención el precio. El precio es escandalosamente elevado. Menos mal que íbamos con un descuento del 30% que ha hecho que la cuenta sea adecuada a lo que hemos ingerido.

Durante mucho tiempo este restaurante fue una de las opciones preferidas de mi familia para celebrar los saraos; a nadie le pilla cerca de casa, no ofrecen nada particularmente especial que justifique el ir allí y no es que sea muy barato, pero somos animales de costumbres.
Entonces hacemos fundido en negro y, tras mucho tiempo, ayer volvemos allí a comer porque sí, porque había que hacerlo en alguna parte y apetecía. Lo primero que noté es que tiene muchísima más clientela que lo que yo le recordaba, en el pasado hubo alguna vez que estuvimos casi solos y, sin embargo, ayer nos dieron la mesa peor colocada porque no había más sitio para ponernos. Lo segundo que noté es que las raciones y los platos ahora son más pequeños de lo que solían ser aunque los precios se han mantenido o incluso subido, pero al menos la calidad sigue siendo la misma: unos huevos rotos con jamón muy ricos, una ensalada de queso de cabra con granada que es de las mejores que he probado, un pan de centeno y semillas que quita el hipo, unos chipirones en su tinta muy bien hechos… Pero todo más pequeño de lo que solía ser.
Por desgracia, lo peor que noté ayer es que el servicio también ha bajado (o no da mucho de sí) porque nos sirvieron tarde y mal: llegamos a las 15 y no empezamos con el plato principal hasta las 16:20, mientras nos amenizaban la comida con sillas arrastrándose, golpes de mesas que se levantan y se sueltan y cosas que se caen al suelo en la operación, todo ello porque, a pesar de ser esas horas y quedar aún la mitad del restaurante montado, se les apreciaba muchísima prisa por marcharse, bastante más que por atender a las mismas mesas que no iban a hacerlo hasta que les atendieran. Tan incómodo llegó a hacerse el asunto que no pedimos postre (que hubiera sido casi la merienda) y nos fuimos con un cierto mal sabor de boca tras comparar lo sucedido con lo recordado. Una pena.

Cocina española y madrileña. Es llamativa su carpintería y sus colores, así.muy art nouveau, en granate y negro fíjate.
Me gustan estos lugares tan castizos, están arreglados, y cocinan muy bien esas delicias que son los cocidos y el rabo de toro entre otras cosas. Tienen muy buenas verduras y son especialistas en bacalao (como que en Madrid centro de la península…la salazón antaño era muy buena opción y así de bien que sabemos prepararlo ea), tienen un apartado de la carta especial de bacalao. Tienen salones varios y se pueden hacer comidas multitudinarias.
Se preocupan por la buena cocina. Tu cuerpo te lo agradece.