La Barca

Fuimos porque mi vejiga no aguantaba y estaba enfrente del teatro.
El bar por dentro tiene su encanto, es curioso. No lo recomendaría para tomar unas cañas, ya que su acompañamiento son pipas, sin más.
Es cierto que tienen ofertas a muy buen precio de minis de calimocho y cerveza, copas, etc.
Vamos que para ir a ponerte ciego a beber está muy bien y es barato, para lo demás no se yo…

Es increíble cómo puede revitalizarse un bar con un cambio de propiedad y una pequeña reforma; cuando conocí este sitio, no había apenas un alma dentro y, sin embargo, ahora apenas cabe un alfiler dentro cada vez que miro.
Y tampoco es que sea especialmente santo de mi devoción porque no ofrece nada novedoso (claro que tampoco todo el mundo quiere hacerlo); el negocio de este sitio parece estar en unos trabajadores que conocen bien a su clientela y ofrecen una buena relación calidad/​precio en la bebida (más los sempiternos cubos de cerveza que ya te ponen hasta en las farmacias), más algo de comida de batalla (perritos calientes y sandwiches mixtos) en una calle en la que es el local indiscutible, más que nada porque es el único.
Para tomar la última y retirarse no muy pronto, bien vale.