Me habían hablado muy, muy bien de este sitio y, desde luego, no exageraban. Tienen la carta esperable en un buen restaurante oriental, más algunas especialidades de la región de origen de la cocinera, que son de chuparse los dedos sin vergüenza, pero con precauciones, porque el pollo que elegimos tenía ese punto picante que te hace sentir arder la boca sin perder en ningún momento los sabores. La lubina es igualmente todo un descubrimiento, y junto con los platos nos pusieron una bandejita con un bambú simplemente delicioso. No soy muy de manejarme bien con los palillos, pero logré dar cuenta de todo sin demasiadas dificultades, y de haber tenido pan a mano habría estado mojando salsas hasta el amanecer.
David M.
Classificação do local: 5 Madrid
El otro día me decidí aprobar este lugar y sinceramente me encantó la experiencia. Volveré a repetir.