Los«food trucks» o puestos ambulantes de comida, cada vez están más de moda en Madrid. Gracias a iniciativas como MadrEAT, unos cuantos empresarios han terminado liándose la manta a la cabeza, y aventurándose en este tipo de negocio, a pesar de que la regulación de nuestra ciudad es excesivamente estricta con ello. Algo que me sorprende, pues si en un país tan preocupado por la sanidad como es Estados Unidos(recordemos que en muchos estados sus restaurantes obtienen una calificación sanitaria que han de mostrar en la puerta) los vendedores ambulantes de comida tienen muchísima aceptación, no entiendo porqué aquí no. He visto ya a Klamardo en un par de lugares, y la verdad es que siempre me ha gustado su propuesta: bocadillos de calamares. A mí el bocadillo de calamares me parece una cosa súper madrileña, y al mismo tiempo un poco un combinación un tanto rara, pero no puedo evitar comerme uno, ni que me apetezca de vez en cuando. ¡Si están buenísimos! Este pequeño puesto los prepara bastante bien, el calamar está bien frito y no es industrial(punto a favor, porque ves cómo lo enharinan delante de ti). Por otro lado, el pan está rico. Si bien el precio termina saliéndose un poco de madre(cuesta 5 €, mientras que en casi cualquiera de los clásicos de la Plaza Mayor no sube de los 3 €), muchas veces es una de las pocas opciones en un festival, feria o mercado pop-up, así que los pagas con gusto porque se ve a la legua que el producto es bueno.