La valoración de este local supone cierto dilema en mi criterio ya que, por un lado, la atención al cliente es de tres estrellas sobre cinco, pero el diseño de muebles y utensilios es de cuatro y medio a pesar de su precio algo elevado. Le pongo entonces cuatro estrellas para hacer un balance con tendencia positiva porque, al fin y al cabo, soy reincidente. Obviamente no resulta un lugar apropiado para comprar un escurrelechugas(¿ existe esta palabra?), porque cuesta 35 euros y es un poco caro para estar hecho de plástico. Sin embargo sí que la sección de iluminación resulta sorprendentemente barata y con un diseño que coincide con mi gusto personal. Depende del estilo de cada uno, pero hay varios donde elegir alguna lámpara que te guste. Otra cosa que no está mal es la ropa de cama o los platos, cajas, vasos, copas y teteras que están expuestos en la primera planta de la tienda. En el sótano están los muebles de salón y dormitorio, considerablemente más caros que los de Ikea pero más baratos que los de una tienda de diseño o de antigüedades. Con esto quiero decir que la oferta de Habitat se encuentra en un punto intermedio donde el diseño, de líneas limpias y tirando a nórdico, está más cuidado que en la conocida firma sueca y puede suponer una alternativa a la hora de buscar algo para decorar tu hogar. El mayor inconveniente es que nunca hay nada en el almacén. Es posible encargarlo y que te llegue un mes o cinco semanas después. A veces puede tardar incluso más tiempo. El acceso a la tienda no es fácil(hay escaleras y una zona peatonal) y mucho menos aparcar el coche cerca. Si quieres comprar, por ejemplo, una mesa, te verás obligado a pagar los 45 euros que cuesta el que te la lleven a tu casa. Mucho más cómodo, sin duda, pero ahí queda el dato. Todos estos inconvenientes no parecen ser suficientes para detenerme a la hora de comprar objetos o muebles de vez en cuando en este lugar y por este motivo le doy una buena puntuación.