GRIS

Not a fan. Reminds me of a sleazy gay bar from the eighties in usa. Sorry but dingy and smelly. Probably more of a hookup bar once everyone is drunk

El Gris es el bar indy de ambiente gay por excelencia en Madrid. Un bar mítico en el que no puedes faltar si lo que te gusta es la buena música independiente de todos los tiempos. La selección es bastante variada, basculando entre la electrónica y el pop, aunque las últimas veces que he ido (sábados) sonaban grandes clásicos como Morrisey, The Class, New Order, Depeche Mode, The Cure, Strokes… Temazo tras temazo non-​stop, con lo cual lo de menos es si eres gay o no. Además hay un ambiente muy abierto e inclusivo con una clientela muy simpática, por lo que es muy probable que acabes mezclándote con la gente y haciendo nuevos amiguetes.
En fin, que hay que ir más al Gris!

This is one of my favourite bars in Madrid. The music is excellent. I am not able to say more than that about it as I was normally a bit pissed by that time I ended up here ;) but I DO remember the music being fantastic.

El Gris lleva abierto desde antes de nacer yo, y seguramente me sobreviva a mí. Se conserva perfectamente, con el mismo estilo (literal). Famosa su cara sobresaliendo de la pared custodiando la entrada, y guardando silencio sobre la infinidad de aventuras y anécdotas que han pasado por debajo de su barbilla.
Viva el 2×1. Cervezas heladas a 5 euros dos.
Si vas pronto, y sin agobios, disfrutas de sitio y cortesía. Si vas más tarde, prepárate a pedir a una camarera que lee labios a distancia, y a apuntar con el lanzamiento de moneda a la barra… Y a mucho roce! :)

Una reseña de otra Unilocaler me ha hecho acordarme de que, en realidad, mi reseña sobre el Gris daba pena verla. Con lo que este antro ha sido, con la importancia que ha tenido para mí el Gris a la hora de descubrir la noche madrileña.
Sí, abre todos los días y hay un mítico 2×1 que permanece intacto desde que el mundo es mundo. De hecho, yo he llegado a tener durante meses y meses copas del Gris que se me olvidaba que estaban ahí, y con las que luego me castigaba el estómago tomándomelas todas juntas. Es más, no sabría decir si todavía tengo alguna de esas reliquias por casa, de alguna copa que no he llegado a tomarme.
El gris es un antro oscuro, de los más oscuros de Chueca. La música varía con el día, y se va adecuando al público. Desde su parte más experimental, a principios de semana, hasta su versión más petardilla, que alcanza su cenit durante el fin de semana, momento en el que puedes llegar a escuchar alguna cosa más petarda, tipo Fangoria. Pero en general, que quede claro: el Gris es un garito de electrónica. Aunque tendrás suerte si escuchas la música.
De electrónica, de jóvenes universitarios (atraídos por el precio) y de público ecléctico. Mucho público ecléctico (en cantidad), porque aquello se pone de bote en bote. Todavía cuando les dejaban usar la parte de abajo, se podía respirar, pero ahora ya ni eso.
Recuerdo con cariño toda aquella parte mítica de entrar al Gris después de soportar la cola, pasar por aquel pasillo con tus mejores galas y bajar por aquellas escaleras en la que lo que más resaltaba eran los tubos de luz negra. La planta de abajo era un oasis con más espacio y un futbolín, que a veces estaba tapado. Pero hay que ver la cantidad de partidas que me he echado yo ahí, en mis tiempos universitarios.
Hubo una temporada en la que no salía del Gris. Empezaba allí todas las noches con algunos amigos de la facultad, hasta que migrábamos a otros sitios. Lo echo bastante de menos, a pesar de las resacas imposibles que me dejaba el Gris a la mañana siguiente. Pero semana tras semana, como si fuéramos relojes, volvíamos otra vez a pelar la pava sin fin en aquel antrazo, que aún a día de hoy visito y mantiene ese regustillo que te dejan las cosas cuando eres joven.
En el Gris me he pillado mi primer (y único) pedo a base de Absenta (es uno de los pocos sitios donde la sirven en Madrid). No se lo recomiendo a nadie, porque me emborraché muchísimo y a la mañana siguiente deseaba arrancarme la cabeza con mis propias manos, pero aún recuerdo que aquella noche fue la noche que más veces (seguidas) me he enamorado en mi vida. El alcohol hace estragos.

No tienen el mejor Alcohol, pero para compensarlo tienen una lista de chupitos que como no te andes con ojo, con 2 estás servido toda la noche. Si en alguna ocasión el típico amigo «simpático» te ofrece con amabilidad uno de color verde (Absenta), tienes tres opciones: responder con un contundente NO, aceptar la invitación y a la hora de bebértelo tirarlo para atrás o el «de perdidos al rio, sin riesgo no hay gloria» (más habitual) y terminar en un rio con peligro y sin gloria. Eso ya depende del gusto del consumidor.
Te puedes encontrar con gente de todo tipo (y eso no es algo muy común en estos tiempos donde los clones son la moda).
El local no es ninguna maravilla, pero el ambiente que se vive si. Ahora ya depende de las preferencias de cada uno, como todo.

Este local es de mis favoritos en la noche de Chueca, y desde luego es de mis habituales. Casi todas las noches las comienzo allí, tanto por el dos por uno en copas hasta las 2:30 (¡y una carta de chupitos interesante, y muy ricos!), como por lo que me divierto con mi gente.
La música está en un volumen muy adecuado. Si quieres bailar un poquitín (no es un lugar para bailar demasiado, sobre todo porque se llena muchísimo), le prestas atención y la oyes perfectamente, pero no tienes que estar gritando para hablar con tus amigos. La iluminación es tenue y algo tenebrosa, además del sitio, que es un poco psicodélico.
Su ambiente es lo mejor. Su personal es el más agradable que he conocido en un bar de copas nocturno, tanto para los conocidos como para los nuevos, y los clientes son muy diferentes y casi todos con un puntito alternativo. Además, es de los locales mejor conocidos por todo el mundo. Mucha gente que he conocido lo ha frecuentado en algún momento, es sin duda uno de los clásicos. Suelo quedar siempre allí con mis amigos y es el lugar que siempre tenemos en común.

Que recuerdos me trae este sitio! Hace años iba a tomar los típicos chupitos y a beber en plan «barato», ya que viendo los precios que se gastaban en otros sitios, este era uno de los pocos que permitia tomarse más de una sin dejarse el bolsillo vacio.
Se puede decir que es un poco «antro». nada más entrar da una sensación de agobio impresionante. Eso en la planta de arriba, que ya si bajas a la otra planta, es aun peor. Pero a la gente por lo visto le da igual. La última vez que estuve fue hace unos meses y seguía igual, incluso peor.
La música no es mucho de mi agrado pero bueno, como solo ibamos a estar un rato, se aguanta. De todos modos creo que no me verán por allí en un tiempo bastante largo. Un lavadito de cara no le vendría mal al sitio.

Cuando entraba hace unos años a Gris siempre me parecía que iba a ser la última vez, porque me daba la sensación de que tenía un aire un poco decadente, sobre todo si no ibas un finde semana, que el local no estaba muy lleno, y tan oscuro… pero siempre vuelvo y está abierto. Ahora está remodelado y se está convirtiendo en un sitio de los más visitados. Yo antes acababa entrando y pidiendo chupitos de esos que te arrepientes de haberte bebido a mitad de la noche (rusos negros y esos de gominola de colores, buenos pero dañinos), porque todos sabemos, y hemos comprobado más de una vez, que mezclar es muy malo. Pero como digo, el Gris sigue funcionando, por sus precios reducidos hasta las 23:00, o por sus dj’s, no lo tengo muy claro, pero el caso es que ahí sigue. Para mí ha perdido un poco de encanto, pero hay que acostumbrarse a los cambios.

Es un lugar ‘de paso’ para tomar algo antes de salir.
Hasta cierta hora hay una promoción en copas que te dan dos por ocho euros.
Tienen una carta de chupitos con y sin alcohol para que puedas elegir el que más te guste, con la composición especificada.
Se llena muchísimo y es muy agobiante.
La música o es nada comercial, royo alternativa, y no está nada alta.
Hay una planta abajo pero no la recomiendo.