Bueno, bonito y barato, lo último es relativo, depende de lo que te pidas. Por fin encontré un lugar en el que puedes comer un lacón con grelos decente, pensé que hasta ahora sólo podría comerlo en Galicia o hecho por mi madre. El sitio es lujoso, precioso por dentro y por fuera. Es caro si te pides platos como las vieras gratinadas, que son excelentes, o el rodaballo salvaje en salsa de cigalas. De postre no te puedes perder las filloas gallegas flambeadas con orujo, con sólo nombrarlas ya me apetecen. Además de la carta también tienen 3 menús elaborados con distintos precios, para que se haga fácil pedir en caso de que se trate de una celebración o comida de negocios. Aparte hay un menú cocktail especial para los más sibaritas… cuesta 26 euros, uummmm… asequible.