Felicísimo

A nadie que haya paseado por la calle Guzmán el Bueno le habrá pasado invertida la tienda Felicísimo, uno de esos antiguos comercios de alimentación y ultramarinos de lo que fue el barrio de Argüelles.
Lo primero que llama la atención es el inalterado escaparate, en el que las botellas de vino y las latas de conservas se encuentran milimétricamente ordenadas, todo es pura geometría en ese escaparate.
Me llamaron la atención unas cajas de dulces, los famosísimos Nicanores del Boñar. Como no son fáciles de conseguir y me privan, entré a comprar una caja. Sorpresa, no solo tienes Nicanores, también sobados pasiegos de verdad, hojaldres de Astorga, tartas de Santiago, etc. Todo un catalogo de dulces de los de antes.
Un comercio de lo más interesante.