El Llagar

Restaurante que no está mal, con buena terraza, el servicio es atento, la decoración interior agradable a la vista. Mi gran decepción y lo que motiva su baja puntuación, es su cachopo. Es contundente en cuanto a cantidad, viene acompañado con patatas caseras y pimientos de padron… pero lo hacen sin sal. Como lo leéis. Según la explicación del camarero (tuve que preguntar), es que «el jamón serrano a veces hace que se pase de sal, y que es mejor que luego le eches tú la que quieras». Claro, lo mismo es salar la carne, que echársela por encima en el empanado. No sé si me ofendió más el hecho o la explicación, la verdad. Por cierto el queso del cachopo, demasiado normalito, no daba sabor y eso que tenía mucho (demasiado). Creo que es el peor cachopo que he probado, ya sea de Asturias o de Madrid. Los precios, un poco altos para lo que es. No te ponen cubo para escanciar, aunque esto ya es norma en la capital.

Restaurante de barrio con mucha calidad. Las materias primas son buenas y el personal siempre es muy agradable. El precio es razonable con respecto a la calidad. Comes abundante y bien. Muy recomendable su «pequeño» cachopo. Buena carne, sidra para salir contento. Es muy gracioso, pero realmente un gran plato del sitio son sus pizzas de chorizo, verduras, cabrales… totalmente caseras.
Un sitio 10.
Mucha variedad y una gran terraza durante todo el año.

El llagar da un toque de distinción al barrio de Canillejas.
Muy cuidado en la decoración, con mesas y asientos bancales de madera, grandes ventanales que dan a la plaza, diferentes motivos asturianos… Muy lindo.
Los camareros están muy atentos y son rápidos y eficaces, lo mismo da que te sientes dentro que en la terraza.
La carta, cocina 100% asturiana, tiene tres precios: barra, mesa y terraza. No es barato, pero la relación calidad/​precio es buena.
Ojito al pedir empanada: es de masa gorda y la ración es un cuarto de la misma. ¡Llena que no veas!

Junto a la Junta Municipal de Canillas, este asturiano, tiene un excelente menu diario de 13 euros altamente recomendable. Comida casera, un primer y segundo platos (recomiendo el pastel de cabracho y el pote asturiano) que bien pudiran ser de la carta y postres altamente suculosos (no faltan las filloas, la tarta de manzana ni una sublime tarta de queso). Los viernes, menu especial con una fabada asturiana que os quitará el hipo. Para las cenas, picoteo a base de raciones tipicamente norteñas, bien regadas siempre con una sidra natural. Lugar para poder hablar y disfrutar de una excelente sobremesa con el unico inconveniente de la falta de aparcamiento en la zona.