El Lagar

Immer wieder schön hier ein Mittagstisch zu genießen. Das Stammrestaurant von meinem Vater, hat mich schnell als Gast kennen gelernt und es macht immer wieder Spaß hier zu essen.

Muy recomendable como bar no tanto como restaurante, sobre todo por el escaso espacio del local. Eso sí, la comida servida rápidamente y muy buena, aunque nada del otro mundo.
Buen precio y está en una buena calle.

Typical neighborhood joint with bar tables spilling out on sidewalk. We sat in back room that was stuffy and garishly lit with cfl bulbs
Food was standard tapas well prepared with affordable vino blanco.

Your local neighborhood bar with decent prices and a warm atmosphere. The service is extremely friendly and ready to serve. I come to this bar to watch a nice football game in peace. More so just to relax than for the taste of the food. Alas, that is why this place only deserves a four star rating at best. While the tapas come in hearty quantities, it is the lack of «sabor» that ruins the experience. Along with that, the television for the football is remnant of the early 2000s. So Riri, why the four stars? Atmosphere, atmosphere, atmosphere. These type of bars are what you for find anywhere but in Spain. The treatment is excellent and you do not leave a dent in your wallet. Come with your «compis» to enjoy life and live in the moment. I’ll update my review once I eat off of the menu. Until then. ¡Aproveche!

Simplemente un bar de referencia en Madrid. Esta gente ha adoptado un modelo de negocio que se basa simplemente en tratar bien a los clientes dejándoles satisfechos con un montón de tapas por cada consumición pedida. Muchas de las tapas tampoco son nada del otro jueves, pero son regaladas y la cantidad es inmensa. En la universidad desayunaba todos los días en este bar y alguna vez iba a comer el menú del día. Los bocadillos son gigantes, los camareros son simpáticos (te llegas a hacer amiguete si frecuentas el local bastante) y por la noche es un sitio típico de jóvenes a tomar cañas, con el problema de que se abarrota hasta llegar a no poder ni ir al baño. Recomiendo pasarse por allí a tomar un café, una caña, unas copas o un menú del día.

Uno de mis locales favoritos de raciones en Madrid,
¡muy buenas todas las que llevan patatas!
abundantes y el precio moderado.
si pides unas cervezas ya las tapas casi puedes cenar.
Los camareros felices trabajando.
Soy fan de este bar.

La verdad que por Argüelles no conocía ningún sitio, ya que siempre he sido más de tapear por el centro.
Dando una vuelta por Ferraz entramos a un bar llamado Candela (bastante malo, por cierto) y tras tomarnos una caña decidímos cambiar de bar e ir andando por la calle. Cual fue nuestra sorpresa al encontrar un pequeño bar de acabado rústico el cual estaba hasta arriba de gente joven. Sabiamos que ese era nuestro bar.
Al entrar pedimos dos cañas (1,40 € caña en vaso pequeño) y nos pusieron una generosa ración de bravas (patatas no congeladas, las cortan, pelan, y frien ellos) que estaba cojonuda, con la segunda caña nos pusieron dos pinchos de tortilla, y os prometo que no probaba un pincho de tortilla tan bueno desde hace tiempo, la tercera caña nos pusieron también patatas, pero esta vez con bacon y pimientos, brutal. Y con la última caña (esta tapa me defraudó un poco) nos pusieron chorizo calentado en el microondas, que también estaba muy rico y para nada era perruno, de hecho no me repitió nada.
Otro cosa que me hizo gracia es que el pan te lo sirves tú, a lo largo de la barra ponen diferentes canastas con pan cortado que puedes ir cogiendo hasta que te hartes.
En resumidas cuentas el bar me encantó, decir que los camareros son muy genuinos a la par que atentos y el ambiente es muy bueno, universitario.
Finalmente salímos de allí casi rodando, si se vuelve a dar la oportunidad de tapear por allí, ya tengo un sitio fijo.

Definitivamente este no es mi tipo de bar. Sí, es de barrio, pero no acaba de tener ese algo propio y especial que me gusta que tengan este tipo de bares. Pared alicatada con baldosas blancas, menos de metro y medio desde la pared a la barra, luego el tema baños es aparte. El Largar es un sitio que muchos años atrás y cuando comenzaba mi época de estudiante quizá, sólo quizá, habría abrazado como lugar de reunión para tomar litros de calimocho y cerveza y cenar sólo con las inmensasa tapas que sirven con cada consumición pero al que hoy en día no entraría.
Las bravas no están mal, tampoco son como para quitar el sentido; la ensaladilla peca de exceso de zanahoria y la tortilla estaba recalentada en exceso (bueno, también tengamos en cuenta que aparecimos en torno a las 10’00 de la noche).
Nada que destacar.

Aunque el local no me termina de convencer (la iluminación, entre otras cosas, no ayuda nada a dar un ambiente apetecible a este lugar), pero la realidad es que cuando vi la cantidad de tapas que, de repente, empezaron a poblar la barra según íbamos pidiendo cervezas, cerré el pico y me dispuse a ponerme como el quico.
He de decir que las bravas no me parecieron absolutamente nada del otro mundo, pero que nos pusimos titos a dobles y que nos cayó una ensaladilla rusa que, simplemente, estaba espectacular. También es que muy mala (pero muy que muy mala) tiene que ser la ensaladilla rusa para que a mí no me guste. Las cosas como son.
Tuvimos suerte y, como ya era tarde, estaba bastante despejado. Eso sí, las tapas corrieron de lo lindo.

Las patatas bravas de este sitio tienen una extraña característica que no les conocía: según si son de tapa o de ración saben distintas. ¡Qué digo! Incluso entre dos raciones casi iguales el sabor cambia sutilmente. Esto puede ser por diversos factores en los que no voy a abundar, seguro que tiene una explicación científica y coherente y no debo asustarme.
Por lo demás, la disposición del bar es un poco incómoda, demasiado estrecha, aunque al fondo tiene un saloncito que, por alguna extraña razón, no ocupamos ni reclamamos para la Corona de Castilla. Ya no somos los que éramos, nosotros antes molábamos.
Donde sí parece tener un punto oscuro es en los baños, que huelen fuertemente a ambientador y a lo que no lo es, pero en peores plazas hemos lidiado, amigos.

Corroborar lo que han dicho los anteriores comentarios un bar clásico del barrio, tapas y raciones increíbles. Lo único que casi siempre esta llenó, por algo será.

Este sitio merece un monumento.
Durante los 2 años que viví en el barrio hizo que no me muriese de hambre y dejase mi dieta de pasta y arroz.
Las cañas y las tapas, abundantes, son una delicia. Eso sí, intenta ir pronto porque se llena muchísimo.

Uno no puede ir de cañas por Madrid sin pasar por el Lagar, el bar de referencia de la zona de Argüelles. Realmente no sabría por dónde empezar con las alabanzas, ¡a mí me encanta!
Es un sitio que recuerda a los antiguos comedores, donde los camareros son muy campechanos y quieren que su clientela coma muy bien. Su fama se basa en eso, en que su público se ponga las botas a un buen precio y con una buena calidad.
Para ir de cañas es supremo. Las cañas valen 1,20 y te ponen tapa siempre que pides una nueva. Las tapas no consisten en un pinchito, sino en un buen plato de patatas bravas, ensaladilla, patatas ali oli, lacón, jamoncito, chorizo… Vamos, que si tu idea es ir de cañas y cenar a la vez éste es tu bar. Los camareros incluso te preguntan la tapa que te apetece más. De hecho, cuando te conocen porque vas mucho, te ponen tapas cuando se te acaba la tuya aunque no hayas pedido otra consumición.
Eso sí, debido a su fama siempre está lleno y es bastante incómodo estar tan apretado, pero si vas pronto y coges buen sitio has triunfado. Es un poco ruidoso pero es porque siempre está lleno de gente joven (y no tan joven) que sale con los amigos o compañeros de trabajo a tomar el vermut o la cerveza de las ocho.
Para comer también está genial, tiene menú del día a diez euros por cabeza. Comes un poco a granel (en el buen sentido). Si pides el filete de ternera espero que tengas hambre, porque el filete se sale del plato de lo grande que es. Hay de todo en el menú, cosas más ricas y otras menos, echa un vistazo a las demás mesas para hacerte una idea.
También puedes pedir bocadillos, para comer allí o para llevar. Son inmensos, baratos y riquísimos, sin racanear en contenido. Recomendables 100%!

El Lagar «está estí estó está es tu pen dóooooo». Es el sitio más frecuentado en las reuniones que teníamos los compañeros de máster. Es el «typical university». Se llena hasta los topes y más en los días de las juergas de los estudiantes.
Te ponen unas tapas con las cañas que están de rechupete. El servicio es excelente, los camareros muy majos, un día tuve a uno picándome sobre mi equipo de fútbol toda la tarde, pero siempre de buen rollo, ¿eh?
Lo ideal es ir un poco antes de la hora punta para que haya sitio en la sala del fondo y colonizar casi todas las mesas. Pedir varias jarras de cerveza y unos cuantos platos de tapas, como chistorra, la tortilla de patatas o jamón. Es ideal para ir en grupo.

Día entre semana, estás harto de comer pasta o arroz, abres la nevera y no ves nada apetecible que llevarte a la boca o, en su defecto y en mi caso más frecuentemente, está vacía. Si vives en la zona Argüelles, la alternativa perfecta es El Lagar. Seguramente sea el único bar en el que he probado toda la carta de bocadillos. Y es que 3 años viviendo en la calle Ferraz dan para muchos experimentos gastronómicos.
En El Lagar te sentirás como en casa, ya sea desayunando, comiendo o tomando unas cañas. Ambiente familiar y muy buenas y abundantes tapas. Si no sabes por qué decidirte, prueba la ensaladilla rusa, los calamares y cualquiera de los enormes bocadillos en pan de chapata.
Por ponerle un pero, a partir del jueves por la noche y durante el fin de semana es difícil hacerse un hueco en su abarrotada barra, circunstancia que no empaña para nada la calidad de la comida y los económicos precios de El Lagar.