El Escarpín

We stumbled upon this place and couldn’t have been happier with the food and ambience! It was just a 15 minute walk from our place off Gran Via and easy to find.
Although mostly locals inside, our bartender spoke enough English to make recommendations. The cheese platter and the meatballs were both delicious and enough for two. Definitely recommend this for authentic Spanish food!

Aprovechando las V Jornadas del Cachorro (noviembre 2015) vinimos un grupo de Unilocalers a probar el tan afamado plato estrella.
Pedimos unos seis cachopos para once, para compartir y junto con los entrantes salimos de allí medio rodando.
No soy muy experta en cachopos… bueno ni experta ni nada, que este era mi segundo, así que no tengo mucho con que comparar pero os diré que me gustó, no sé si tanto como para repetir pero no estuvo mal.
En cuanto a los camareros, un poco despistados, el salón es grande pero no tanto como para no anotar bien las comandas y traernos entrantes que no habíamos pedido, con tanta seguridad que nos hizo dudar por un momento si era cortesía de la casa.
La carta de postres no es muy extensa pero suficiente para terminar la comida con un dulce, yo probé la tarta de manzana y no estaba mal aunque no es de esas que recuerdas y salivas.

No sé muy bien si plantarle tres o cuatro estrellas. Al final voy a ser magnánimo.
Jornadas del cachopo. Venimos chorrocientos a comer, y nos presentamos uno más, que yo sé que es una faena, pero bueno. «Pues os vais a tener que apretar». ¡Pues claro que nos apretamos! De hecho la mesa que teníamos era súper espaciosa, así que punto a favor para ellos por tomárselo bien. El sitio a reventar y no me extraña, porque la oferta de cachopo y sidra por 20 lereles es muy buena. Pedimos seis cachopos, y luego pedimos cosillas de picar.
El cachopo rico. No el mejor que he probado, pero muy rico. Aquí sigo recomendando el de El Cogollo, que la verdad es que para mí es el mejorcísimo. La sidra también, deliciosa, y lo mismo el pan que, pese a ser de lo mejorcito que te puedes encontrar en Madrid; solo te cobran una vez.
¿Entonces, a qué vienen las tres estrellas? Primero, a que nos plantaron en la mesa, pedimos sidra y hubo que reclamar los vasos de sidra. Solo teníamos copas, y pasó cierto tiempo hasta que conseguimos los vasos. ¿En qué cabeza asturiana cabe eso? Nadie en su sano juicio se va a tomar la sidra en una copa, ¿no? Cuando trajeron los vasos, no se llevaron las copas, y claro, se formó ahí en la mesa un atasco considerable.
Aunque mi mayor crítica viene para con los entrantes. Nos trajeron una de lacón que no habíamos pedido, y pensando que era el aperitivo, nos la comimos. No pasa nada, cancelamos otra cosa y listo. La tabla de quesos riquísima; pero luego aparecieron por ahí unos tortos que, verdaderamente, no habíamos pedido; solo habíamos comentado la posibilidad (yo de hecho pregunté «¿qué es un torto?» porque no tenía ni idea. Yo le insistí varias veces que NO los habíamos pedido, y el tipo erre que erre. El pobre estaba un poco estresado, pero la verdad es que a mí me hizo pasar un muy mal trago.

El local es enorme, hay una zona a la entrada con mesas altas para tomar algo de forma más informal y luego la sala, con bastantes mesas, también hay más mesas en la planta baja, eso si, cuando fuimos sin reserva no había nada, estaba en su máxima ocupación. Quizá por esto los camareros iban un poco saturados y hubo un par de fallos en el servicio que empañaron un poco la experiencia. Aun así, la comida estuvo toda muy buena, me gustó especialmente el lacón.
Volveré con tranquilidad.

Fuimos a este lugar a acompañar a Franco V. Mi amigo argentino que nos había recomendado y estaba muy antojado igual yo no me quedaba atrás con las ganas de probar.
El lugar es un poco oscuro para mi gusto. Fuimos 5 personas y todos pedimos cachopo para compartir ya nos habían dicho que era bastante grande. Tenían razón la porción es grandísima quede llena hasta el otro día, que un poco costosa pero el sabor muy rico, a algunos les pareció grasoso pero pues era frito ! Hellow que esperabas … El postre era un cheesecake la verdad he comido mejores la masa de la galleta muy gruesa y sabía mucho a mantequilla.
Le doy tres estrellas porque me pareció muy regular la atención, los meseros acelerados y no nos prestaban atención cuando los llamábamos.

Situación: jornadas del cachopo en Madrid, unos cuantos hablamos en el evento de juntarnos para degustar cachopo, se acuerda ir el sábado antes de terminar las jornadas. Esta no era la primera opción pero sí la que nos dio la posibilidad de reservar un sábado a las 14:30 para 10 – 12 personas.
Veníamos a por cachopo pero viendo el tamaño de los de otras mesas decidimos pedir 6 cachopos para 11 y unos entrantes. Yo no me enteré bien de los entrantes que se iban a pedir salvo de la tabla de quesos y algo de pixín, por lo que cuando oí al camarero preguntar «¿dos de tortos?» no sabía que eso no era lo que se estaba pidiendo.
Al lío: llega la sidra y un pan tremendo y al poco aparecen dos platos con lacón con patatas, nos quedamos un poco sorprendidos pero pensamos «¡qué esplendidos son con los aperitivos!», error, no era nuestro y se dieron cuenta cuando en uno de los platos quedaba como la mitad, decidimos quedárnoslos.
Al rato pensamos que lo mejor sería cancelar otro de los entrantes ya que al final iba a ser demasiado.
Aparecen las tablas de quesos, yo en otra vida fui ratón así que sólo puedo decir cosas buenas, todos quesos de la tierrina, incluye uno de mis preferidos ever: Afuega’l Pitu.
Al rato sorpresa: aparecen unos tortos y nadie sabe lo que hacen ahí, se habían pedido patatas, pedimos que se los lleven y nos traigan dos de patatas, que aunque la carta reza 3 salsas sólo tienen una.
Llega el plato estrella: 6 hermosos cachopos de rebozado potente. Yo soy un poco nazi con los rellenos (a quién vamos a engañar, como si con eso fuese lo único…) y había propuesto este lugar entre otros guiándome por eso, porque estuviese relleno de jamón y queso, nada más y nada menos.
El punto de la carne perfecto y para toda la familia, el relleno igual pecaba de escaso pero rico.
Las jornadas ofertan cachopo + bebida a 20 € y nosotros salimos a 21 € (propina incluida) con distintas bebidas fuera de la oferta, 6 entrantes, 6 cachopos con sus 6 botellas de sidra, cafés y dos postres, un precio estupendísimo.

Me perdí un almuerzo de cachopo, y tanto lloré que mis amigos me acompañaron a probar el cachopo en este lugar.
Fuimos tarde pero encontramos mesa sin problemas, nos trajeron las cartas y nos dispusimos a pedir, obvio, chachopos para compartir, porque bien me lo habían advertido que son bastante grandes. En sí el plato me encantó, es la evolución de la milanesa argentina, rellena con queso y jamón, una delicia aunque a algunos les pareció un poco grasoso. Pero es que no saben lo que dicen. Venía con patatas fritas y el precio para una sola persona me pareció elevado pero es que sí o sí tienes que compartir salvo que vayas con mucha hambre o comas como Hulk.
Como compartimos el plato pedimos postres que la verdad he probado mejores, cheesecake con arándanos, nada de especial. Tampoco tenían mucha variedad la verdad.
Me soprendió que una botella de agua que pedí fuera de litro, es como un poco mucho para uno en una comida y alcancé a compartir a un par, pero nadie me lo notificó y terminé pagando como 3 € por la botella, más que otros que pidieron coca cola.
La atención no fue muy buena, nos tardaron en tomar el pedido y fue más bien tosca la forma en que nos atendieron, mozos a la vieja usanza. Hasta nos preguntaron dos veces si queríamos café o algo, si ya dije una vez que no, pues…
Volvería por el cachopo que me encantó como plato, pero no sé si es el mejor lugar… habrá que seguir investigando… y probando!

Ciertamente, queridos, me esperaba más de este lugar. Aunque fui en plan « Unilocalada» y la compañía fue lo más, no lo fue así tanto el servicio. Tardaron bastante en atendernos, nos sirvieron comida que no habíamos pedido y el cachopo, para mi tristeza, no era lo que esperaba (¡por qué es tan difícil comerse un cachopo en Madrid!).
Pedí una caña en la barra y no estaba especialmente bien tirada; cosa que a priori se arregla si saben tirar sidra… Pero tampoco es el caso.
Antes de la reforma, solo había entrado a tomar café, pero el acondicionamiento del local sí estaba preparado para escanciar. Claro, que lo mismo da si el servicio no tiene los conocimientos necesarios para ello. Porque no sé vosotros, pero a mí la sidra no se sabe igual si no se sirve como es debido.
Bien es cierto que salimos bien de precio (21 €/​pax) pero no sé valorar si eran precios debido a las jornadas del Cachopo o es el pax habitual que allí puedes encontrar.
Así que lo resumo en un «bien, aceptable». Me dio mucha pena no sentir Puxa Astures.
Probaré otro día, no obstante, que un mal día lo tenos todos

La experiencia no ha sido tan fabulosa como esperaba. Lo han reformado hace relativamente poco y se supone que los llevan los mismo pero han hecho tantos cambios que no sabría decir si es tan bueno como lo era antes.
El primer punto, en la barra te ofrecen sidra aunque no te facilitan un escanciador o te informan cómo se escancia (de hecho, los camareros no saben) aunque sí tu sabes, puedes, porque te ponen los típicos barriles cortados bajos, propios de los chigres para tal función (aunque la gente los utiliza como papeleras…).
Siguiente punto, si te acercas al fin de semana, es fundamental ir con reserva, no hay sitio para comer y/​o cenar, a no ser que te quedes en la barra y piques algo (que sí que hay hueco pero depende de la rotación).
Esta vez fui con el objetivo de probar el cachopo de este local, ya que dicen que es uno de los clásicos. Nos juntamos varios Unilocalers a degustarlo aunque, mientras nos los hacían, preferimos pedir unas tapas para empezar. Nos pedimos unas tablas de quesos asturianos, pastel de pixín y oricios y unas patatas 3 salsas y sucedió lo siguiente: nos trajeron un lacón que no era nuestros –sin avisar, nos pusimos a comerlo pensando que era un aperitivo y después de llevar un rato al ataque, el maître comenta que es un plato de otra mesa pero que obviamente nos lo deja y decide traernos el resto de cosas-​, nos trajeron los quesos, sin indicarnos cual era cada uno –otro fallo de nuevo, ya que, aunque soy asturiana, no conozco todas las variantes de los chorrocientos quesos asturianos que hay, aunque nos pusieron cabrales y afuega, y de la peral, el resto para mí eran zona gris-​, muy ricos todos y acompañados del correspondiente membrillo. En este momento, obviamente, indicamos que no anulasen el pedido del pastel de pixín (aunque me encanta y me quedé con las ganas de probarlo) para que nos sirviesen las patatas de las que sólo resaltaba una salsa: cabrales. Dijimos varias veces que queríamos las patatas 3 salsas. Otro fallo más (y ya van 3).
Sobre el cachopo. Estaba bueno (suspiro), muy bueno. Bien. El relleno muy rico, cremoso y jugoso de queso, aunque el jamón a veces era complicado de encontrarlo dependiendo del pedazo de cachopo que te tocase, lo que sugería que no estaba repartido equilibradamente a lo largo de todo el filete, pero el saber Sí estaba ahí, con lo que bien.
Especial mención recibe la sidra «Pachu», sariega, rica, suave y fresquita. Es de esas sidras que reciben menciones y premios diversos y son excepcionales de encontrar en Madrid y da gusto verlas en una sidrería renovada y de esta fama. Detalle importante para los sidreros que están algo cansads del abuso de Trabanco.
Otra mención también recibe el pan: artesano, casero, de mezcla de diferentes harinas, se notaba un toque castellano y de centeno. Muy rico, crujiente y esponjoso. Ideal para acompañar las tapas de queso, las patatas (y rebañar en el plato) y para el lacón, por supuesto.
De postres nos pedimos (¡como no!) arroz con leche y, aunque estaba bueno y en su punto, ni demasiado líquido ni demasiado cremoso, estaba quizás dos puntos más de dulce de lo que a mí me gustaría.
En general, pondría mucha mejor valoración si no fuese porque el servicio fue un caos, teniendo en cuenta la cantidad de servicio que había (4 camareros más el maître para acompañar el comedor). No es adecuado ni consecuente llevarle la contraria a un cliente e insistir en algo que no se ha pedido y que tú sabes que has servido mal. Desde luego, la comida es estupenda pero para un servicio así, le quito 2 estrellas.

Llegamos los primeros a éste céntrico asturiano que nos sorprendió gratamente ya que ha sido recientemente reformado y modernizado.
Pedimos un refresco y una sidrina para amenizar la espera, aunque inicialmente nos pusieron unos boquerones fritos, lo cierto es que le pedimos que nos lo cambiara y nos pusieron una especie de quiche-​empanada difícil de identificar pero buenísima de saborear.
Poco a poco fueron llegando todos los convocados hasta completar 1 más de los 10 iniciales a compartir una animada sobremesa con motivo de las V Jornadas Gastronómicas del Cachopo que por 20 € incluye bebida, pan y por supuesto un completo cachopo con sus patatas, cebolla, pimiento rojo y pimientos de Padrón.
Y ahí empezó la fiesta, el local estaba a tope y tardaron un poco en tomarnos la comanda, inicialmente compuesta de 2 tablas de quesos asturianos, 2 pasteles de pixin con revuelto de oricios, 2 tablas de patatas con 3 salsas y 6 cachopos con sus 6 botellas de sidra.
Lo primero que llegan son las sidras las cuales empezaron a correr alegremente entre los comensales, estaba buena pero le faltaba frío.
Enseguida llega la primera sorpresa de la tarde, sendas raciones de lacón con patatas que pensamos eran cortesía de la casa. Cuando acabamos de dar el primer bocado llega el maitre que es un error y no eran para nosotros, opsss, lo sentimos, como dice Lolo «comida en la mesa, presa, y rápidamente dimos cuenta de ella aparte de que estaba buenísima por el hambre (eran ya pasadas las 3 de la tarde). Al pelin llegan los quesos, muy ricos todos aunque un poco escasas las raciones para el precio 14 €.
Tras ese impass llega la 2a sorpresa, unos tortos con huevo y morcilla con una pinta estupenda pero que tampoco habíamos pedido, insistimos en que no lo habíamos pedido y lo retiran. Aprovechando la ocasión y por el tamaño que intuimos de los cachopos venideros decidimos con buen criterio anular los pasteles de pixin.
Solventado el entuerto llegan las raciones de patatas con salsas, de nuevo muy buenas pero algo escasas.
Y ya por fin comienzan a llegar los majestuosos cachopos, buenísimos, bien hechos en su justo punto la carne y con un rebozado homogéneo y crujiente.
No quedó ninguno, buena señal de que los Unilocalers tenemos un saque que ni Ronaldo ;).
De postre se pidieron arroces con leche que fueron la guinda perfecta a una comida estupenda al más puro estilo Unilocaler.
Al final con todo salimos a poco menos de 21 € por cabeza, muy razonable precio por la calidad. Se hubieran llevado las 5 estrellas de no ser por los equívocos y su obstinación en que la culpa era nuestra cuando no lo era, hay una máxima en el comercio que es «el cliente siempre tiene la razón».
Fue un placer compartir con todos este evento, deseando repetir donde sea necesario!

Ayer estuve de cachopada con algunos Unilocalers y la verdad es que, desde la última (y única) vez que estuve aquí, le han dado un lavado de cara importante al sitio; ahora viste más «elegante».
La carta es muy amplia, pero íbamos a lo que íbamos: a comer cachopo. Me gustó mucho el rebozado, que era rebozado de verdad, y muy consistente. Compartimos seis para once, y bien hicimos, ya que eran enormes. También pedimos algo de picar: tablas de quesos y patatas al cabrales; se pidió alguna cosa más, pero se canceló, porque nos trajeron un lacón que, pensando que era cortesía de la casa, resultaba que no: se habían equivocado. Y es que el servicio, en general, si no fue malo-​malísimo (no me pareció que fueran desagradables), sí que fue un poco despistado. Pero creo que se debió a que estaban hasta arriba. También pedimos algún postre; en mi caso, tarta de manzana para compartir, que… meeeh, sin pena ni gloria. Eso sí: el pan, ríquismo, rollo gallego.
Al final, salimos a 21 € por cabeza, con bien de bebida. No está mal, la verdad, porque yo creo que la calidad era bastante buena.

Dando una vuelta nos tropezamos con el.
Nos apetecía una sidrina. La marca de la sidra la desconozco. No estaba mala. La escanciamos ya que ninguno lo hacía. Quizás eso se echa de menos ya que, por ejemplo, yo no tengo arte.

Me imagino que es imposible encontrar este sitio poco concurrido teniendo en cuenta su ubicación, y menos un sábado noche que es cuando yo he estado. Bastante petadillo sin llegar al agobio, pero si no hubiéramos reservado no habríamos tenido sitio seguro.
La comida estaba bastante buena… todo muy ligero, os podéis imaginar!
La atención de los camareros, no sé si por lo lleno del local, porque nuestra mesa estaba algo apartada o por qué, dejó bastante que desear. Tuvimos que avisarles tres veces para que nos tomaran nota, y otras tantas para todo lo demás.
Por el precio que tenía todo creo que nos podrían haber atendido bastante mejor…

Buenísima toda la comida. Raciones extra-​grandes. Lo mejor el menú del día, por 12 euros un primero un segundo, pan, bebida y postre. No pudimos terminar la comida jejeje.

Si te mola el rollo asturiano, este es uno de los locales a explorar de Madrid. Sin embargo, no se puede decir que sea de los más baratos del mundo…
Suele estar bastante a reventar, sobre todo la zona de barra, lo que puede llegar a ser un poco incómodo si te tienes que dedicar a escanciar la sidra.
Las raciones son contundentes pero también se pagan a un precio contundente y la botella de sidra, si no recuerdo mal, sale a 5 euros… Vamos, que no creo que me vuelvan a ver por allí por muy «asturiano» que sea el local.

A short stop during a fast track through Madrid at night, this bar is a must have. Try to drink the cider in the right Madrid way, over the head, the bootle in your Hand, fill the glass in your other Hand, only two fingers, love it. And the delicious Tapas. Come back next time.

This was the first place we went on our tapas tour. I was not impressed. They feature a classic flat cider here. I am not a cider fan and do not like this one at all. To add carbonation to the cider they hold the glass far from the bottle to create a bit of fizz. This did not help to taste and if they missed the glass, sticky cider would coat your shoes (ADVICE… don’t wear sandals here!!).
The food was mediocre at best. We tried potato salad and chorizo that was just ok. We had fried anchovies, which I normally like, but these were over fishy and had an unpleasant texture.
The place itself was a bit run down and sad. It did not look like a place for fun or to enjoy the company of friends.

I went on a tapas/​wine/​beer crawl with a bunch of crazy Australian, Irish, and British peeps one eve…
Oh boy… smashed on vonos tintos and cerve (th)as we tore down…
…jamon y goat queso y anchovies y gambas y PIG EARS y pulpo y croquetas y patatas con chorizo…
«y» is the operative term…“Y”!!!
Y yo me gustas, El Escarpin.

Creo que debo tener antepasados asturianos porque me encanta frecuentar restaurantes de este origen. Este fue uno de los primeros locales en los que pasé mis noches madrileñas.
Como tengo muy buen estómago, no le hago ascos a nada, me gusta todo, pero del Escarpín me quedo con el chorizo a la sidra, ayyyy mira que tarde es y me comería 4 raciones enteras.
Conviene reservar sobretodo los fines de semana, al estar en pleno centro es presa fácil para los turistas que van buscando un buen «typical spanish restraurant».

Irse de sidras por Madrid no es fácil, pero con sitios como El Escarpín a una se le hace menos cuesta arriba el estar lejos de la tierrina.
Unas sidrinas y unas patatas al cabrales para rememorar la patria a 600 km de distancia, y para los que detestan la sidra también está genial para unas cañas, y bien baratas. Las raciones son abundantes como en cualquier buen ‘chigre’. Todas estas ventajas desembocan en una desventaja: los fines de semana (que es cuando a una le llama el irse de sidras) está repleto, aún así merece la pena pararse a echar un par de culines de sidra.