El Club de la Estilográfica

Me da rabia no haber escrito nunca con pluma estilográfica, saber que se siente cuando la plumilla incide sobre el folio en blanco, observar como la tinta al desplazarse desde el reservorio hasta el extremo final de la pluma grafía tus pensamientos, tus ideas, tus dibujos, de una manera tan clara y elegante.
Pero tengo suerte de que este nuevo espacio para los aficionados y apasionados de estos objetos, abierto desde el 2010, esté en el portal de al lado de mi casa. He podido descubrir y conocer plumas estilográficas «vintages», aquellas fabricadas ente 1887 y 1970.
La mayoría de las plumas son americanas, alemanas e italianas. Pero también tienen una marca propia atesanal, Romillopens, fabricada a mano, de ebonita.
El espacio en sí ya merece una visita. Han sabido reflejar la elegancia y la claridad de la caligrafía que se consigue con la estilográfica. Es luminoso, minimalista, huye de la decoración recargada.
En la planta de arriba, las estantería de muebles donde se exhiben las plumas y los tinteros. En el centro un escritorio, en las paredes grabados de uno de los socios (me encantaron). Desde aquí, a través de huecos acristalados en el suelo, se observa el taller situado en la planta baja.
¿También reparan plumas? En efecto, mi querido Watson. Si tienes una antigua pluma de tu padre o abuelo, aquí la devuelven a la vida.
Además imparten talleres de caligrafía. El último por Els Baekelandt, calígrafa de prestigio internacional. Búscala por Internet, es deliciosa.
Y te recuerdo que aunque es un club de socios, el espacio está abierto a todo el mundo. Puedas entrar para conocerlo, comprar una pluma, reparar una antigua.
Pasen y escriban.