Irte a un restaurante típico leonés en julio, teniendo en cuenta que está especializado en cocido maragato, puede que no sea una buena idea, pero nada más lejos de la realidad. Sí, había algunos valientes que pidieron cocido, pero no fue nuestro caso. Lo hemos dejado pendiente para otra ocasión. En esta, preferimos ir a por algo más fresco, más veraniego y nos terciamos por compartir varias raciones. Empezamos con una crema fría de garbanzos con picada de cecina, cortesía de la casa, que estaba excelente. Una vez terminada, comenzamos con las raciones, acompañadas, he de decir, por ELMEJORPANDEHOGAZA que jamás haya probado en Madrid y que casi me hace salir dos lagrimones cada vez que me llevaba un poco a la boca. Pedimos la ensalada de ventresca de atún con pimientos asados. Estaba buena y luego resultó más saciante y grande que lo que parecía a primera vista. Luego, una sorpresa grata, el salpicón de garbanzos con langostinos. Para mi gusto, con demasiado aliño, sobre todo aceite, y no tiene demasiados langostinos, pero es adictiva y no puedes dejar de comer. Por último, el albondigón de bonito. No me gustó especialmente. Dejo para otra ocasión la hamburguesa de buey, que también me llamó la atención. De postre, una tarta de tres chocolates casera consistente y muy rica. No sé si la intención era hacer un postre tipo mousse ligero o la tarta espesa que salió, pero da igual, muy rica. El servicio era atento y daba buenas explicaciones. Muy simpático. Para repetir y por unos 35 por cabeza, bebidas incluidas.