Eating Point

Cada vez que voy al aeropuerto de Barajas, siempre me fascina lo cutrérrimos que suelen ser los sitios que hay para comer, para desayunar o para tomar un café antes de que salga tu vuelo. No sé, recuerdo que todo el interés por construir la T4 era, precisamente, convertirla en un ‘hub’ de conexiones. Pues para eso, como poco, debes dar buenos servicios. Recomiendo a los responsables de AENA que se den un paseo por Schiphol o por Kastrup, y se den cuenta de lo que se cocina ahí.
Reconoceré que, desde luego, cuando vi la entrada de este sitio me gustó. Por lo menos es un poco de aire fresco a la restauración aeroportuaria: mesas de madera, mesas comunales, separadores que simulan ser plantas… No sé, algo es algo.
Sin embargo, es otro intento fallido. Las bandejas eran casi imposibles de encontrar, y es prácticamente imposible moverse por el sitio viajando solo y con una maleta de mano. En lugar de tener una sola barra para llevar la bandeja, hay que ir saltando de barra en barra, y para pagar hay que irse todavía más lejos (eso cuando no hay que volver porque la máquina está estropeada y ahora te tengo que cobrar aquí en lugar de allí). Para llevar tu consumición a la mesa no te queda más remedio que dejar tu equipaje desatendido un momento, imagino que si tuviéramos la cantidad de brazos que un dios hindú no tendríamos problema, porque podríamos llevar todo divinamente. Pero no es el caso, porque los humanos de momento solo disponen de dos manos y dos brazos.
Me sorprende que en un aeropuerto no se piense en estas cosas. Y lo que es peor, que el nivel de inglés de los empleados sea escaso o inexistente. Bienvenidos al aeropuerto ¿internacional? de Madrid-​Barajas.
Por cierto, el café bastante malillo, y el cruasán mejor ni lo comento.