Docamar

It took me forever to find this place. Granted I was working off screenshots of Google Maps because I couldn’t get data on my phone, and I tend to get lost. But once I found this place it was awesome.
I went up to the bar and got a beer and a toritilla. The bar was busy, even at midnight, but that’s Madrid, right? I’m pretty new with tapas, and I thought because I got food I wouldn’t get tapas with my beer. Apparently that’s not the case. Order a drink you still get tapas, even if you get food. That’s awesome. I love tapas. The tapas including some patas bravas, which were delicious. I also had bread, which I might have been charged for. I keep forgetting in Europe (I’m from Canada) that bread isn’t included with the meal. There were also some slices of chorizo and cheese. Those were yummy as was the tortilla. This restaurant came recommended for the tortilla from a local food blog and I have to say this was a great choice. Who knew the simple combination of potatoes and eggs could be so yummy.
The price didn’t seem too bad for what you got. It’s busy and a little hard to find, but Docamar was definitely worth stopping at. I wish I was still in Madrid, because I would go back here again. If you’re in Madrid you should come here for the tortillas and enjoy the tapas.

Incredibly lively local tapas bar. Staff realized we were tourists and brought menus in english. Food was terrific and varied. Potatoes, pigs ear, pork and paella were all delicious. Highly recommended.

No sé si tienen las mejores bravas de Madrid, porque no he probado tantas bravas como para poder constatarlo, pero sí puedo afirmar que están buenísimas. Su salsa tiene un sabor especial, con un toque picantito, que hace que sus bravas sean diferentes.
Cuando he ido a Docamar, ha sido para tomar algo en la barra y pedir un par de cañas. Las bravas están buenísimas, pero también su salsa alioli y el pulpo, que nos sorprendió. Las raciones están muy bien de precio y son bastante grandes. La ración de oreja, por ejemplo, cuesta 5 euros y es una bandeja para dos (como mínimo). La recomiendan, por cierto, con su salsa brava (qué pena que a mí no me guste la oreja).
La atención es buena y cercana, algo que también se agradece. En resumen, es un lugar perfecto para ir a tomar unas cañas, picar algo e irse comido. Bueno, bonito y barato. ¿Para qué más?

Para los que no lo conozcan y sean del barrio, el jueves hay una promoción especial en DOKAMAR de ración de bravas a 0,99 € creo que no hay que perdérselo !!! Yo al menos

Hoy por hoy las mejores bravas que he comido, no me extraña que siempre esté lleno.
Muy acertado el comenzar allí el bravaton y un listón muy alto para el resto de sitios.

Sin duda las mejores bravas de Madrid. Y llevan ya un montón de años lográndolo.
Conozco el Docamar de toda la vida, desde bien crío que mi padre me llevaba a la plaza de Quintana a cambiar cromos y luego a tomarnos unas bravas. Gracias a esto me aficioné a esta emblemática tapa madrileña que he probado en muchos otros lugares, pero nunca las he encontrado al nivel del Docamar.
El Docamar es un bar de barrio, con su bullicio, sus palillos en el suelo, sus camareros pidiendo comandas a voz en grito y lleno de gente de barrio.
Sus bravas son las mejores, no solo por la salsa, bastante similar a los locales de Las Bravas del centro, pero para mi gusto un puntito mejor. Pero es que además están fritas a la perfección.
Para acompañar, la típica caña de cervecita o, mejor aún, un vermú de grifo, muy popular también en dicho local.
La oreja a la plancha «castigada» con salsa brava también está de «rechupete».
Eso sí, recordad que se trata de un local de barrio, tal vez con un lavado de cara estos últimos años, pero bar de barrio al fin y al cabo. Y que lo siga siendo muchos años más.

Docamar es, de los bares de este barrio el más clásico entre los clásicos. Tiene gran variedad de raciones a precio razonable y de muy buena materia prima. Desataríà la tortilla (la puedes pedir con salsas!) la oreja a la plancha, los mejillones tigre y como no, las patatas bravas. Ademas, tienen un menú especial los fines de semana que está muy bien y no es muy caro, unos 15 €. Otra cosa estupenda de este sitio, que no mucha gente conoce son los arroces. Tienen paellas y arroces negros muy muy bien hechos y en menú sale a unos 15 € por persona y te pones kiko.

Las patatas bravas son su plato estrella y con razón, unas patatas bien hechas al momento y con una salsa muy rica, incluso tienes para echar más salsa por si te apetece embadurnarlas. Con la cerveza nos pusieron otra tapa, esta vez de patatas alioli que estaban de lujo como dirían en mi tierra.
Éramos un grupo grande y en todo momento los camareros estuvieron fijándose que no nos faltará ninguna cosa, fueron muy atentos. El bar Docamar se ve que ha sido reformado y tiene un aire fresco con una decoración que acompaña, no tiene el aspecto triste y lúgubre de ciertas tascas castizas que te puedes encontrar por Madrid.
Qué pena que me coja lejos Docamar porque tengo ganas de volver a probar de su carta a parte de unas buenas patatas bravas.

Aprovechando el Bravatón organizado por Unilocal,fui al Docamar a probar las que varias personas me habían dicho que son las mejores patatas bravas de Madrid. El local cuenta con dos plantas, una con la barra y otra con mesas y sillas para tomar unas raciones más tranquilamente.
El servicio es muy bueno, a pesar de que cuando fuimos había bastante gente, sirviéndote las bebidas y las raciones casi inmediatamente después de pedirlas. Las bravas fue lo único que probamos y la verdad es que no sé si serán las mejores de Madrid, porque el tema bravas no es una cosa que controle, pero me parecieron que estaban muy buenas y la ración es abundante. Por ponerle una pega, para mi gusto llevaban poca salsa y ésta no era demasiado picante. He leído que por la barra hay botellas de salsa para que la gente se sirva, pero yo no vi ninguna.
En definitiva, las mejores o no, desde luego merece la pena acercarse a probarlas.

Con tanto comentario positivo sobre las bravas del Docamar, no veía el momento de acercarme a probarlas. Pero como el lugar me pilla un poco a trasmano, pues como que al final nunca me cuadraba, y no terminaba yo de acercarme a este pequeño templo de la patata frita y la salsa picantona.
Me gustó mucho del Docamar que a pesar del aspecto de haber sido un bar de barrio de toda la vida, han sabido adaptarse a los nuevos tiempos: tienen personal más que suficiente para no hacer esperar a nadie, sus bravas salen de la cocina al poco que las pidas y no se aceleran ni se estresan en demasía, sin importar cuánta gente atiborre la barra y sus alrededores.
Las bravas, pues sí, es posible que sean de las mejores de Madrid, que estén fácil en el Top 3 de cualquier aficionado a este platazo. Crujientes, melosas por dentro y con una salsa que si bien pica un poco, no es excesiva. Que ya sabemos que las papilas gustativas madrileñas están lejos de ser tolerantes al picante… ¿Que eres más aventurero y te gusta que tu boca esté en llamas? Entonces no te preocupes, porque estratégicamente repartidas por la barra tienes botellas de salsa picante con este líquido elemento que hace las delicias de todo. Porque al fin y al cabo, toda salsa picante es poca.

Best «Patatas Bravas» (fries with a special and unique spicy sauce) in the whole world! perfect for eat real spanish food. There you will find a big variety of very tasty tapas. It´s absolutely worth to try if you are visiting Madrid. It is an historic place anyway. Inside you will find old pictures of how it was back in the days.

Lo conocí hace tiempo y me encanta siempre que voy. El trato es excelente y las bravas y las croquetas cumplen el lema de la casa de «caseros». También están muy buenos los mejillones tigre. El trato es el típico de una tasca madrileña, buen rollo, casi como si fueses de la familia y muy profesionales, cuando pides recomendación se les llena la boca con las bravas.
El local tiene 2 alturas, desde arriba, además de los baños, se puede otear parte de la terraza y la calle de Alcalá dependiendo de donde te ubiques. También decir que la decoración son fotos del Madrid antiguo, y del antiguo barrio de ciudad lineal, todo un puntazo teniendo en cuenta la ubicación. Destacar que la parte baja es básicamente barra. Si te gusta, ese es tu sitio, si no, tira de terraza o del comedor de la parte superior.
Por el ambiente distendido, es ideal para ir a tapar con unos amigos y compartir o una jarra de sangría o unas cervezas con unas tapas deliciosas.

A Docamar se va a comer bravas, y no hay discusión posible. Pero después de ver siempre a tanta parroquia haciendo cola para pasar al comedor, y aprovechando que hoy tenía visita, me he animado a ir a probar el menú diario.
Para empezar, la atención del camarero no podría haber sido mejor. Rápido, amable y simpático.
Nos ha aconsejado sobre las opciones del menú, y bendita la hora en la que le hemos hecho caso. De primero hemos tomado una paella mixta (que forma parte del menú sólo los jueves) y una ensalada con queso brie frito y salsa de frutos rojos. De segundo, merluza en salsa y codillo asado al romero. Y de postre, café y tarta de zanahoria. Todo excelente, excepto la tarta de zanahoria, que estaba un pelín reseca, pero de sabor muy buena también.
Había dos opciones de menú, el normal (11,30 €) y el especial (17 €), que tiene platos más elaborados como el del codillo. Las opciones de los primeros son comunes para los dos menús. Lo que varía son los segundos.
No cobran extra por el servicio en terraza, ni tampoco por el cubierto.

No están malas, pero no es para 5 estrellas. Volveré para una segunda oportunidad. Luego de probar las de Ponferrada el listón ha quedado muy alto. (Es mi comentario personal, sigo los consejos de Unilocal para seguir en búsqueda de las mejores patatas bravas)

¿Que quieres ir a tomar unas bravas? ¿No conoces es el Docamar? No sólo es el sitio más mítico del barrio, es que es el más famoso de Madrid. Sus bravas, que llevamos disfrutando toda la vida en el barrio, están reconocidas en toda España (y parte del extranjero, seguro). Desde luego, si no has probado las bravas que nos ponen aquí, no has probado ninguna.
Pero no sólo eso… los bocatas de calamares, si no son los mejores, están muy cerca de llegar al Olimpo, por derecho propio, pero también la oreja, las croquetas…
En Docamar hay de todo, las raciones son espectacularmente buenas, pero es que, por si quieres más, en la parte de arriba hay un salón para sentarse y comer de carta, algo que te dejará ya al borde del éxtasis culinario.
También disponen de menús, donde destaca el cocido en puchero de barro. No puedo decir nada más, hay que probarlo.
Como ves, yo soy fan…¡y tú?

El experto Unilocaler de Élite de la zona, Hugo G., me llevó el domingo de tapeo a este mítico de la calle Alcalá.
Este bar de toda la vida pero renovado recientemente con gusto, estaba de bote en bote no sólo dentro sino en la pequeña terraza que tiene fuera con unos cuantos barriles y a la que suele dar el solecito a mediodía. Aún así, el servicio no puede ser más profesional, camareros de toda la vida de esos que nos gustan tanto, que son capaces de memorizar lo que te has tomado hasta hace un par de horas.
Aquí se viene a comer «Bravas» y hasta eso rezan las servilletas: Docamar, bar de Bravas. Están tremendas, patatas blanditas por dentro y crujientes por fuera regadas de una salsa espectacular, que puedes echarte tantas veces como quieras porque la barra está llena de botellas de whisky rellenas de la salsa con una agujerito en el tapón.
El trajín que se traen de bandejas de patatas cada dos por tres ya es de por sí un espectáculo digno de ver en la barra.
Aquí con la caña se sirve tapa, así que puedes pedir lo que te apetezca: banderillas, berenjenas en vinagre, patatas alioli (la mar de ricas), patatas bravas… pero además, tienen una carta la mar de apañada, que incluye un bocadillo de calamares de los mejores que he probado en la capital del Reino.
En la zona de arriba tienen un restaurante que parece estar siempre de bote en bote y no debe de estar mal, porque la cola era bastante larga.
En definitiva, buena comida a precios razonables (1,35 € la caña con tapa, 4 € el bocadillo de calamares, 7 € la ración de 10 croquetas…) en un bar castizo de primera.

Un tradicional bar madrileño, cuya especialidad son las patatas bravas (están muy buenas) y donde la atención es rápida. Está fenomenal para ir con amigos sin preocuparse mucho por los precios. Recomendable.

LAS MEJORES BRAVAS! De toda la vida. Iba con mis padres los fines de semana a comernos unas bravas y luego nos vendían las botellas de salsa. Estaba siempre a reventar. Con el paso del tiempo ha ido incluyendo muchas más raciones y todas muy ricas.

Estuve un curso entero estudiando en el edificio contiguo y jamás entré aquí: los profesores nos arrastraban hasta otro más lejano que les gustaba más. Claro, las pulguitas parecen más apropiadas para el desayuno que una buena ración de bravas, pero no digo yo que, de haberlo sabido, unos cuantos no hubiéramos cometido una locura.
Es que estas bravas están de auténtico vicio, tanto a nivel de patata (crujiente por fuera sin estar quemada, en su punto por dentro) como de salsa (sabor extraordinario aunque ausente de picor); maravillosas. También están muy buenas la oreja y las ali-​oli, aunque tiene otras cosas, como las gambas al ajillo o la tortilla de patata que no me hacen tanta ilusión, pero eso no es problema porque podría alimentarme de sus bravas y su oreja los 6 meses que tardara en morir de colesterolemia y enfermedades asociadas.
En la planta de arriba, donde tienen el restaurante, no he estado nunca pero siempre recuerdo grandes colas de gente, así que por algo será; y la barra es bastante estrecha y aparentemente incómoda pero tiene truco: accesos a la calle por ambos lados, de tal forma que no tienes que andar avasallando al resto de la Humanidad hasta llegar a tu grupo de amigos. Bien pensado, Docamar.

Muy buenas patatas bravas, dicen que las mejores de España, aunque las he llegado a probar mejores

Para mi de las mejores patatas bravas de todo Madrid

En la calle Alcalá, aunque adentrado en la plaza de Quintana, se encuentra el mítico Docamar. Este castizo bar lleva abierto desde 1963, y si es así, por algo será: sus riquísimas patatas bravas con salsa patentada son sin duda la especialidad de la casa. La ración quizá sea un poco pequeña por lo que pagas (3,35 € en barra, lo que implica que sí, en mesa es más caro), pero merece la pena probarlas.
Hay dos plantas, y es que este bar seguramente se llene hasta arriba, y está decorado con bonitas e históricas fotos en blanco y negro y recortes de periódico. Como curiosidad, decir que en este bar ya no se permitía fumar mucho antes de la entrada en vigor de la ley antitabaco de 2011, por lo que ya disponen de «terraza de invierno». Hablando de frío, a pesar de ser marzo, daba la impresión de que tenían el aire acondicionado encendido… No creo que a nadie le guste pasar frío mientras come.
Otra cosa: he echado en falta algo de pan para acompañar las patatas, porque, en serio, ¿de qué sirve ser famoso por tu salsa si tus clientes no pueden disfrutar de ella al 100% rebañando el plato con un trozo de pan? Aún así, hay que probar las bravas de Docamar, aunque no vayas un miércoles que estará cerrado.

Un bar como los de toda la vida, pero con un lavado de cara que hace del local un sitio agradable, con buen trato y con una cocina que engancha. Las bravas son su plato más famoso, así como la oreja, pero disponen de una carta de raciones bastante amplia, y a un precio bastante razonable.
Es el lugar ideal para ir el sábado por la mañana, después de ir al mercado, o el domingo por la tarde con los amigos.
Y una buena noticia para los no fumadores. Está prohibido fumar dentro del local, por lo que no hay problemas con los olores a tabaco ni con el humo. Para los fumadores han adaptado una terraza en la calle con lámparas de calor que hacen que el único pero que se le pueda sacar al docamar es la ausencia de taburetes, tanto dentro como fuera.